A esta semana se le ha llamado siempre Semana Santa y yo tengo muchas dudas sobre el particular. Dicen en el manicomio que para ser santo o santa tiene que haber algún milagro de por medio. Que yo sepa, ningún día de esta semana ha hecho milagros. Entonces, ¿cómo le ponemos al niño? Sirva como demostración lo que sigue con unas interrogantes que me tienen loco.
Para empezar, el Lunes ¿cómo va a ser santo, si es el día más temible de la semana? Con él se comienza otra vez a subir la cuesta del almanaque. No basta con que el lunes tenga su nombre derivado de la luna, musa de soñadores y poetas, aunque también de locos y lunáticos ¿Puede ser santo un día que siempre es objeto de críticas por ser el que abre la puerta de los sinsabores que nos trae la existencia en este valle de lágrimas? Y ¿qué decir del Martes? Su nombre deriva de Marte, que era el dios de la guerra para los romanos; y de guerras ya estamos bien despachados. ¿Cómo puede ser santo un día confeccionado a base de bombardeos marca Putin? Incluso en la calle se dice aquello de que en martes ni te cases ni te embarques. ¿Y si nos vamos al Miércoles? Su nombre proviene del planeta Mercurio, el más cercano al sol, aunque menos caluroso que Écija. Antes se ponía el mercurio en los termómetros, y por eso hay que asociarlo a las calenturas. El miércoles se encuentra en la mitad de la semana y, ya el poeta romano Horacio defendía la aurea mediocritas, (en cristiano, el dorado término medio); pero está comprobado que lo suyo es o caliente o frío, nada de término medio templado. ¿Y el Jueves? El angelito mío deriva su nombre del planeta Júpiter, padre de la luz y de todos los dioses. Estos estaban siempre la mía sobre la tuya, pero cuando Júpiter se enfadaba, dejaba de ser un santo, les soltaba un rayo y los ponía firmes. Por si faltara poco, el jueves en La Isla es un día de compra en los gitanos, y pensando que vamos a comprar una ganga dejamos la cartera que es una pena. ¿Hará falta hablar del Viernes, con su nombre proveniente de Venus, diosa del amor? Así definía Quevedo el amor:
Es hielo abrasador, es fuego helado,
es herida que duele y no se siente,
es un soñado bien, un mal presente,
es un breve descanso muy cansado.
Es un descuido que nos da cuidado,
un cobarde con nombre de valiente,
un andar solitario entre la gente,
un amar solamente ser amado.
Es una libertad encarcelada,
que dura hasta el postrero paroxismo;
enfermedad que crece si es curada.
Éste es el niño Amor, éste es su abismo.
¿Mirad cuál amistad tendrá con nada
el que en todo es contrario de sí mismo!
Sin comentarios. Llegamos al Sábado, sabadete, el más alejado de la santidad. ¿Qué se puede decir de un día dedicado por mucha gente a los muelles y a pescar con ese y sin ese? Quizás sea el Domingo el día más santo, pero mucha gente no lo quiere porque dura poco y nos pone el cuerpo malo en vísperas del duro lunes.
Por todo ello, está claro que, al no haber milagros, esta semana no debería llamarse santa. Es el caso contrario al Parque llamado de los patos. Ya se los han llevado de allí, pero, como su supervivencia se puede considerar milagrosa, su nuevo nombre podría ser Parque santo.