El próximo miércoles 28 se celebra en la Diputación de Cádiz el Pleno referente a los presupuestos para el 2013, posiblemente el más importante del año por cuanto allí se expondrá a debate el posicionamiento político de las distintas formaciones ante el modelo económico de una provincia especialmente necesitada y que para el ejercicio, con una dotación de casi 249 millones de euros, se presentan en las premisas de asistir técnica y económicamente a los municipios, políticas sociales y planes provinciales en la idea de “fortalecer”, dicen, ante la mala situación global del momento.
El PP gobierna en Diputación y lo hace en mayoría (16) porque los ciudadanos quisieron y en consecuencia defiende su modelo de gestión, frente a una oposición formada por PSOE (12), Foro (1), IU (1) y PA (1), cuya responsabilidad está en fiscalizar ese modelo y hacerlo con criterio y responsabilidad. Los presupuestos de 2012 fueron aprobados con los votos a favor de PP, en contra de PSOE y la abstención de Foro, IU y PA, en unas cuentas anuales, según explicó entonces el responsable del área de Hacienda, de “hacer más con menos” con una institución que gestiona muchas situaciones en la provincia como, por ejemplo, la rehabilitación de una muralla en Setenil, inversiones en Olvera, reparación de daños en Benalup, proyectos culturales y económicos para Jerez, al margen de un servicio de recaudación que para muchos municipios alivia trámites administrativos y representa adelantos financieros para hacer frente a gastos comunes y, sobre todo, a pago de nóminas.
En el Pleno de presupuestos de 2012 la portavocía del grupo socialista la hizo el hoy oficialmente y aún portavoz, José María Román, ante la ausencia de un Paco Cabaña en situación de conflicto interno tanto en la provincia como, sobre todo, con el regional y que se ausentó de aquel Pleno porque estaba ocupado en una reunión del Grupo Parlamentario en el Congreso. Entonces y ahora el PSOE afronta dividido el Pleno de presupuestos, deshubicado ante la poca costumbre que tiene para debatir aquello que no ha confeccionado y que sí punteó durante los sucesivos gobiernos que en la institución gozó, pero sobre todo anda de batida a la caza de sí mismo y, tras los últimos acontecimientos, se está situando a tiro y muchos son los voluntarios para apretar el gatillo.
Dos grupos en el grupo. El PSOE se ha nutrido durante este periodo de su propio vértigo en un proceso interno autodestructivo por la división de dos familias que comparten casa. ¿La casa del pueblo? Durante este periodo Griñán logró mantener gobierno en Andalucía contra pronóstico, hubo cambio en la secretaria general de Cádiz vía congreso provincial en lo que internamente se sabe fue una guerra sin cuartel y, todo ello junto años de disputa, ha derivado en el enfrentamiento que hoy vive el grupo de doce diputados que, cual discípulos en torno a una mesa, dirimen sobre la misma el enfrentamiento que realidad tienen los señores de esta guerra. O sea, Griñán y Pizarro, padres de un conflicto que más que cansar, aburre.
El último escenario es la portavocía del grupo de diputados y las intensas negociaciones que durante los últimos días se han producido y que a veces han situado en la negociación interna de viceportavoz a Alfonso Moscoso, otras a Pérez Peralta, otras a Sánchez Rull para que no lo fueran ni Román ni García, dos de los cuatro liberados para mantener la mitad de las asignaciones en cada grupo dentro del grupo e, incluso, se ha llegado a plantear salida airosa para Román camino de la Junta, si bien nada ha fructificado porque a Irene García no le cuadra nada que no sea asumir la portavocía y a los críticos nada que no sea mantener vivo el conflicto o, lo que es lo mismo, el control parcial del partido. Un grupo dividido en dos de seis que deben enfrentar los presupuestos de Diputación y hacerlo con una sola voz cuando, en realidad, se debaten expedientes disciplinarios que pueden acabar en expulsiones, entre ellos de dos alcaldes, y en una crisis política interna sin precedentes. Un papelón, pero no para todos igual.
Fuerte, fuerte, fuerte es una frase al uso de la vieja guardia, que sabe cuándo y hasta dónde apretar y en eso anda. Apretando. Cuenta en la intimidad Pilar Sánchez que el inicio de sus problemas con parte del poder reinante fue cuando se negó a que determinados proyectos de su ciudad fueran realizados por determinado entorno, aunque bien es cierto y dicho sea de paso que la exactitud en el uso de la palabra nunca fue la principal virtud de la ex alcaldesa de Jerez. Con perdón. Pero en esto se admite pulpo. Y en Diputación, de hecho, saben de proyectos de entonces y, de momento, meditan el asunto.
El caso, me centro, es que los seis diputados del sector de Pizarro, que en realidad son cinco más Román que ahí se ubica por desplazamiento colateral y que son Moscoso, Peralta, Araujo, Pizarro y González, han decidido mantenerse firmes en este conflicto tutelado aún a sabiendas de que en un escenario público se negocia peor porque ya es cuestión de tú o yo con las cámaras en directo y, claro está, eso resta margen de maniobra. ¿Se mantendrán firmes los cinco hasta el final cuando se inicie la ronda de consultas? ¿Debe una alcaldesa como la de La Línea, con el impago de nueve nóminas a sus espaldas, entretenerse en esta guerra sin valorar las consecuencias? Sánchez, en su día, lo hizo y desde Cádiz alguien, Cabaña, le quiso mover el asiento para poner a Fustegueras, que solito decidió quemarse en la hoguera de Paco -dicho sea de paso, genial los Cinco minutos con Mario de su blog, pluma grácil y certera que muestra el bisturí de quien, entre otras muchas cosas, ha sido un funambulista astuto del arte de la política y eso, se esté o no de acuerdo con él, se reconoce-.
Seguramente si Irene García hubiese visto en una bola de cristal todo esto quizás, ni muerta, la hubieran movido de los aledaños del Coto porque, debe pensar, tanto desgaste para tan poca cosa no merece cuando uno arranca en esto de la política, y aunque sepa que la actual es una guerra de mayores la cara que se pone al conflicto es la suya y en política se sabe de siempre que al final paga quien rostro pone y en esta guerra el suyo es el principal. Que Griñán la eligió para el tránsito gaditano es tan cierto como que desde entonces el presidente se mantiene en sus cuarteles de invierno porque lo suyo es más el escenario técnico que el orgánico y en éste Cabaña y Pizarro sientan cátedra. Fuerte, fuerte, fuerte. Y aunque García diga que está “tranquila” y piensa sentarse a disfrutar del “partido de tenis”, la pelota es ella, Griñán y Pizarro a cada lado de la red y no hay juez de silla.
Ni al PP, lo más curioso, anima este conflicto, entre otras razones porque cara al ciudadano deriva en descrédito hacia toda la clase política, y como ejemplo valga decir que este Pleno sobre presupuestos será más conocido por la división interna y el cruce de flechas dentro del PSOE que sobre los números y el método que para el ejercicio se presenten.
Debería sorprenderme que sabiendo como sabemos cómo está Cádiz no haya un ejercicio colectivo de responsabilidad y decencia por el bien ciudadano, pero la verdad es que no. No me sorprende. La frivolidad en política parece no tener límites.