Que la provincia de Cádiz siempre fue origen y centro de muchas disputas políticas no es nada nuevo y, de hecho, de estas tierras bendecidas por muchas cosas y lo contrario por otras han partido liderazgos que a la postre han sido claves en sus formaciones. Cádiz, políticamente, siempre tuvo mucho peso, aunque conservo serias dudas de que el hecho haya redundado en su beneficio. Pero esa es otra cuestión.
Durante los últimos meses hemos asistido expectantes al cambio de ciclo producido en el seno provincial del PSOE y que ha escenificado públicamente la ruptura del partido en dos para, finalmente, darle a través del congreso provincial el poder al sector joven y renovador representado por Irene García, que en la provincia viene a ser como esa alargada mano de Griñán contra el último reducto del chavismo focalizado en, sobre todo, Luis Pizarro, que ha digerido muy mal el abultado resultado del congreso y que en intimidad comenta que a él nadie le va a echar y que se marchará cuando quiera y lo hace al tiempo que prepara las asambleas locales que se celebrarán hasta septiembre y en las que su sector quiere controlar determinadas agrupaciones fuertes en la provincia a la espera de tiempos mejores. A García, como regalo de bienvenida, le ha retirado la Junta el patrocinio de las Carreras de Caballos en Sanlúcar, un evento único que este año previsiblemente solo contará con la financiación de una carrera por parte de Deportes y que de este modo cede el testigo a la Diputación del PP en cuanto a institución inversora, lo cual tiene de los nervios a la alcaldesa de Sanlúcar que en silencio y como puede se está tragando el sapo. Y la Consejería de Turismo lo hace porque su liquidez es cero, porque el presupuesto de este año lo fundieron en los seis primeros meses de Alonso y porque Izquierda Unida, responsable hoy en Turismo y tan crítica como es en Sanlúcar, no ha sabido encontrar soluciones para preservar lo importante, que es la acertada celebración de un evento que origina imagen, turismo y caja para muchos comercios durante el mes de agosto.
Vista la debilidad, el PP, y hace lo correcto, atraca ahí, en ese centro de la secretaría general del PSOE gaditano como es Sanlúcar porque tanto la Diputación como sus ayuntamientos, como son Sevilla y Cádiz, estarán presentes en el patrocinio, siempre lo estuvieron y es loable que en tiempos de crisis se mantengan para preservar ese valor único que tiene la provincia y que circula sobre el turismo y lo que él nos aporta, que es mucho.
Antonio Sanz. A esta coctelera gaditana se ha sumado en plena agitación un Antonio Sanz que opta a la presidencia provincial de su partido para septiembre y que retoma responsabilidades tras la controversia que ha padecido en el seno de su partido y que ha terminado por llevarle, junto a Arenas, a Madrid. Un Javier Arenas que anda deprimido, demasiado, que se le nota y que no reacciona a pesar de los movimientos internos que contra todo lo suyo hacen Zoido y Sanz, José Luis, en la idea de aniquilar el arenismo allí donde puedan. Y en esa idea Sanz, Antonio, da un paso al frente y se posiciona orgánicamente desde Cádiz, donde bien es cierto llega aclamado por todos los alcaldes importantes de la provincia y por un Pepe Loaiza que está “encantado” con la idea. Sanz, Antonio, es un peso pesado de la política y que nadie dude que viene a Cádiz a dar la batalla, seguramente porque haya llegado la conclusión, y no hay que ser un lince para llegar ahí, que tras lo sucedido es bueno para él emprender un sendero propio que le podría llevar incluso a ser candidato a una alcaldía para las próximas municipales. A saber. Llegado ese caso, El Puerto o Jerez, vive allí, nació aquí, aunque no es momento ahora de eso sino de lo otro, que es pretender la unidad interna, renovar lo que entienda mejorable, darle la batalla a Griñán desde Cádiz opositando en todo a Irene García y vigilar que los suyos, que a veces vienen siendo peores que los otros, no metan las narices más de la cuenta en esta provincia como la idea era. Parapeto.
Entre ambos, PSOE y PP, se ha colado el PA de Antonio Jesús Ruiz, que no hace mucho era concejal en solitario en El Puerto y hoy es referente del PA andaluz y cena de manera habitual con todos los secretarios generales que lo han sido del partido en la historia reciente. Porque Cádiz también tiene al máximo mandatario del andalucismo, algo que no ha sonado como debería porque este poder siempre estuvo en Sevilla y el PA gobierna en más de 30 alcaldías andaluzas en solitario y en otras tantas lo hace en coalición. Y, por ello, puede cambiar cromos si con ello hace partido en la negociación, algo que Antonio, que además de no ser tonto mete horas, sabe hacer bien, y más en un momento político en el que la crisis afecta de manera directa a los que gobiernan y puede resucitar a formaciones minoritarias.
San Roque es un ejemplo. PSOE y PA gobiernan juntos, y el PP se mueve para reorganizarse y plantear alternativas con andalucistas e independientes y San Roque es una localidad que dentro del Campo de Gibraltar aglutina mucho poder económico, lo saben todos. Y, además, allí vive en flamante nuevo vicesecretario provincial y hoy alcalde, Juan Carlos Ruiz Boix, muy enfrentado con el sector de Pizarro y Rafael España.
Otoño. Posicionados, tras el verano la batalla política en la provincia está asegurada, lo cual para seguidores, enganchados, medios de comunicación y demás integrantes de la selva resultará de lo más entretenido. Aunque suene frívolo, no lo es. ¿Es bueno para Cádiz? Que haya disputa política mantiene abierta la tensión y la tensión hoy, más ante la que cae frente a todo lo público, lleva al dirigente a errar lo justo y eso debe ser bueno para el ciudadano, que en definitiva es lo único que importa, o debería, a todos.