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El jardín de Bomarzo

El tránsito de Sanz

El Secretario General del PP andaluz vive estos días posiblemente el momento más intenso de su ya dilatada carrera política, no en vano ni los mejores augurios le podían anunciar un momento tan, digamos, conveniente.
 

Y él, ciertamente, trabaja a destajo, los más de 35.000 kilómetros recorridos por esta nuestra Andalucía en los últimos tres meses lo certifican, a una media de casi 3.000 por semana y, es de suponer, a 110 por hora. La benemérita no conoce a nadie.El objetivo es evidente, el momento es el oportuno y la cuestión es si, como le decía aquella señora a Arenas a la salida de un mitin y que a él tanto le gusta repetir: “Lo bien que hablas, lo guapo que eres y to pa ná, to pa ná…”. El PP no se ha visto en otra, de hecho tiene a su adversario contra las cuerdas por la brecha interna que provocan las luchas de poder entre los que antes fueron y los que ahora son, acosado por la justicia a cuenta de la gestión con los Eres irregulares, atrapado entre la caída de liderazgo de Zapatero y una crisis económica y de destrucción de empleo sin igual y, a pesar de ello, manteniendo opciones serias de aguantar el gobierno autonómico pagando parte de la deuda contraída con el electorado en la convocatoria a urnas de las próximas municipales.

Porque el PP debe pasar de oposición a mayoría absoluta y eso es duro aunque el viento sople a su favor. Andalucía y, sobre todo, sus pueblos siempre terminaron atajando por la izquierda. Cierto que el de hoy es otro tiempo y son otras las circunstancias y es precisamente por ello que actualmente y, más que nunca, se echa en falta alternativas sólidas que representen otros segmentos sociales ajenos al bipartidismo, tal y como sucede en comunidades como Cataluña donde el espectro político es amplio y variado y en consecuencia su peso en el gobierno de la nación siempre fue notable.

Y sería bueno para la sanidad democrática, sobre todo en un tiempo en el que nuestra clase política no transmite la calma y el sosiego que la lógica aconseja y la ciudadanía reclama.Antonio Sanz y su PP, mientras tanto, transitan hacia la Junta, gastando goma en el asfalto y sabiendo que es ahora o nunca y que ellos también se la juegan porque al igual que el electorado socialista es crítico con sus dirigentes por la situación actual, los fieles a la gaviota no perdonarían a su dirección el no gobernar Andalucía cuando todo parece que está a favor.

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