Las víctimas formaban parte de la escolta de un grupo de trabajadores chinos que construyen la autopista este-oeste y fueron sorprendidas por la explosión de dos bombas camufladas en la carretera seguidas de fuego graneado de fusiles automáticos.
La emboscada tuvo lugar en la carretera nacional número 5 cerca de la localidad de Mansurrah.
Los 24 gendarmes murieron en el acto y los autores del ataque se apoderaron de sus armas, sus uniformes y sus equipos de comunicación antes de prender fuego a los cadáveres y a los automóviles.
Echourouk indicó que varias unidades de refuerzo del Ejército se desplegaron en la zona apoyadas por helicópteros de combate después de la emboscada.