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El jardín de Bomarzo

El juego de tronos

Pelayo, muy rural, solo ve un pacto con Foro sin Pacheco –que aunque sea inhabilitado recurrirá al Supremo para ser candidato y negociar pastel-, y hoy no se me ocurre cómo convencer a Pedro, el grande, para que se autonomine salir de la cosa

La primavera, el cambio horario y el calor repentino, que esta tierra nuestra no se detiene en estaciones de paso y, en esto, o calor o frío, me ha llevado a echar cuentas para situarme en clave electoral cuando han transcurrido casi dos años ya de legislatura y, por tanto, quedan solo otros dos para que a este desconcertado ciudadano votante vengan a preguntarle sobre sus intenciones –como si tuviera otras además de sobrevivir-. Una legislatura de cuatro años en política suele medirse en distintas fases: los dos primeros años han de tomarse las decisiones menos populares, que vienen a ser aquellas referentes a privatizaciones, recortes salariales, expedientes de regulación de empleo para quien lo necesita y, o sea, todos, pero casi nadie se atreve, subidas de impuestos, para, llegado el ecuador, que es el caso, reducir presión, medir estados de opinión y comenzar a cultivar el rescate de lo perdido por decisiones feas y por el propio desgaste del gobierno, y eso se hace a través de noticias más positivas del tipo “la crisis ya empieza a pasar” o, lo más habitual, inaugurando cosas si los deberes y el presupuesto te lo han permitido. Esto último se deja para el final porque en la retina del votante –memoria pez- suele quedar lo último que ha visto. En situaciones normales ha venido siendo algo así, pero lo de ahora es tan tremendo que tiene a todo el mundo desconcertado y con el librillo habitual deshojado, por dos razones: no se han terminado las noticias malas y, además, no hay nada por inaugurar. ¿A qué agarrarse?

 

2015 será año de elecciones: Municipales, autonómicas y generales, ante lo cual ya se ha iniciado el movimiento interno orgánico para tomar posiciones–Madina codea a Rubalcaba y muestra el ansia interno de cambio que hay en el PSOE-; Zoido, al tiempo, tira de calendario para públicamente hacer ver a todos que su aventura regional acaba y que lo suyo es Sevilla. Lo previsto, ante lo cual se reactiva el duelo a muerte por este territorio del sur entre Arenas y Cospedal y que vivirá capítulo nuevo con la designación del candidato: la crónica periodística volverá a hablar de entre Carlos Rojas, Carmen Crespo, Bendodo u otros y la batalla se librará por arriba y desde los cuarteles de invierno, entre otros éste que es Cádiz y que, por derecha e izquierda, siempre destacó más en eso que en otras cosas. ¿Y el PSOE-A? ¿Repetirá Griñán? Dependerá de cómo quede todo, sobre todo si Chacón coloca a Madina, pero creo que vislumbra la manera de ir retirándose, esta legislatura le está desgastando mucho, tiene poder orgánico en clave nacional y, no hay que olvidarlo, una edad, de hecho cuando sustituyó a Chaves ya tenía previsto su retiro para pasarlo entre libros por leer y memorias por terminar pero ante la oportunidad de liderar el socialismo andaluz decidió seguir. De irse, ¿quién? Susana Díaz, consejera de Presidencia, es la que más fuerte aprieta para ocupar el puesto: es mujer, que suma extra en el panorama andaluz de hoy, muy trabajadora, muy ambiciosa y hoy es quien maneja todo el poder interno de la Junta. Si el PP no pone un peso pesado, que a priori no lo tiene, puede ser el momento de ella, la trianera que aprendió de los grandes y que ahora maneja su legado.

Como también será momento de formaciones más pequeñas por el desconcierto general; IU ha encontrado el hueco perfecto, no le desgasta el gobierno de su socio, se permite la crítica a destajo hacia la gestión del PP, plantea iniciativas que son bien recibidas por la calle y para ninguno es adversario digno de como tal ser considerado, ante lo cual no le atacan y, así, cómodo, chupa del sangrado general. Crece. PA e UPyD, si se organizan bien estos dos años, podrán disputar flecos para meter cabeza en algún sitio donde hoy no la tienen, más fácil para el andalucismo en el ámbito municipal y más para UPyD en el regional.

Tronos gaditanos. De las ocho localidades gaditanas de más de 50.000 habitantes hoy el PP gobierna en seis –Jerez, Cádiz, Algeciras, El Puerto, con PA, Chiclana, con PVRE, y San Fernando, con PA-, mientras que el PSOE lo hace en dos –Sanlúcar, con CIS, y La Línea, con PA-. El PP tiene mayoría absoluta en las tres más grandes y garantiza repetirla solo, a priori, en Cádiz si Teo no avanza en la idea que algunos temen ronde su cabeza de buscar sosegado retiro –lo de los papeles de Bárcenas la ha quemado y mucho-. En Jerez y Algeciras no hay argumentos que garanticen repetir mayoría absoluta y tampoco demasiadas muletas donde apoyarse: en Jerez, de no sumar, Pelayo, muy rural, solo ve un pacto con Foro sin Pacheco –que aunque sea inhabilitado recurrirá al Supremo para ser candidato y negociar pastel-, y hoy no se me ocurre cómo convencer a Pedro, el grande, para que se autonomine salir de la cosa y más cuando en este presente municipal convulso está alimentado futuro –y se ha visto en el ciclo de declaraciones en el juzgado por lo de los asesores, ay Luis- con el PSOE de Alconchel. ¿Será Miriam candidata? ¿Lo será Dorante? ¿Lo será Mámen? ¿Se matarán antes y habrá que sacar conejo de chistera tipo Sergio Moreno o inventos tales como lo de Fustegueras y Cabaña? ¿Sobrevivirá hasta entonces el partido? ¿Pondrá orden Irene García y/o Mario Jiménez o persistirá la política del avestruz que es aquella de no mirar para no ver el problema?

Landaluce está, por lo demás, deprimido porque no sabe como remontar expectativas en la calle para acercarse a lo que solo hace dos años tuvo: nada en Algeciras para enseñar que huela a nuevo; en Chiclana resta por ver qué hará el PSOE con su candidato porque José María Román, garantizo, va a dar la batalla por repetir y enfrente tendrá de nuevo a Jiménez Barrios, mientras que en San Fernando Loaiza quisiera evadirse, de poder, mientras el PA se descompone y López Gil aguarda movimientos para tomar la decisión de poner a Patricia Cavada y él, sueña, coger despacho grande en alguna consejería porque a Cádiz le debe tocar alguna en el próximo reparto. Es muy fuerte que hoy no tenga ninguna, es lo que tiene ser tan obedientes.

En El Puerto: Moresco, en fin, y Candón parce que ahora ni quiere, mientras que encuestas preguntan por los dos; al PSOE no le gusta el suyo y el PA con Antonio Jesús Ruiz es la alternativa más firme para sumar gobierno y, quizás, para más cosas. Quiere ser alcalde y se le nota. En Sanlúcar el PP es una jaula de grillos, el peor sitio que han podido escoger los discípulos de Sanz para meterse bronca. Difícil lo tiene Marmolejo para ser candidato y él ya lo empieza a intuir, y como posible alternativa sitúan al hermano del fallecido Juan Rodríguez –el clan manda, intenta cerrar heridas públicas y busca filtradores…-, mientras que Irene García se debate si poner los dos pies en el mismo sitio. ¿Será candidata para optar a la presidencia de Diputación y dar relevo luego? ¿No lo será? Porque esto no es vida, lo sabe ella, lo sabe Loaiza. Su socio doñanero, el CIS, se ha consolidado como alternativa a pesar de las peleas internas y el PA cambiará de candidato, parece que a esta sí, y Prats, muy políticamente relajado últimamente porque le han dado lo que quería, dejará hueco, pero será grande. El hueco digo. La marcha de Alejandro Sánchez a Madrid abre el debate sucesorio en el PP de La Línea, donde repetirá Araujo para PSOE y el PA jugará su partido para mantenerse en el gobierno.

¿Y Diputación? Con la barrida que dio el llamado entonces tsunami azul el PP la ganó por no mucho, lo cual llevado a hoy preocupa y así quedó reflejado en la reunión de alcaldes del PP de hace dos semanas cuando al unísono se quejaban, uno, de no saber cómo remontar la calle ante la política de Rajoy y, dos, de por qué Teófila se erigió en portavoz de todos ellos en la reunión con Antonio Beteta, secretario de Estado de Administración Pública, al que la gata siamesa gaditana acaparó para ella sola –el que no sepa, que aprenda, piensa-.  Solo les anima el poco mérito que hace el de enfrente para echarles de la casa rosa.

Me encanta esta serie, digo la de Juego de tronos. Tiene una connotación fantasiosa y erótica importante, como la política –triplicaría audiencia si lo mío fuera la política en su rama rosa, la más íntima, pero no… Tranquilos todos, (ja)-, donde el juego por ocupar sillones destacados no cesa, es cíclico y ahora empieza de nuevo. Oigan el ruido de fondo, óiganlo, que ya viene.

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