Desconcertado os escribo mi anual carta tras conocer por Benedicto XVI, que vaya nombre, de que vuestra sabia procedencia no era Oriente, a donde siempre dirigí mis cartas, sino Tartessos, zona que los historiadores han ubicado entre Huelva, Sevilla y Cádiz y, claro, como comprenderéis, me he quedado muerto del espasmo: ¿Andaluces? ¿Andaluces en camellos hasta Belén portando incienso, oro y mirra? Con todo el respeto y si ánimo de ofender, me cuadra más bien poco, pero pasaré por alto eso y el destierro de la mula y el buey de mi portal y me centraré, de ser posible, en la misiva que me ocupa para que la tengáis en cuenta a la hora del reparto en la mágica noche, mucho más ahora sabiendo que somos casi primos y lo primero es la familia.
Como cotilleo introductorio por la presente deciros que la leyenda local sitúa a Pilatos como gobernador en Gades antes de que Roma le trasladase a Judea y allí marchó, se dice, con su séquito de confianza formado por un nutrido grupo de gaditanos para, como la historia posterior relatara, participar de manera activa en los hechos por todos conocidos. No hay confirmación oficial del dato, pero, ay Jesucristo, así somos los de Cádiz, repartidos siempre en los dos bandos: unos adorando al niño y, por lo visto, otros crucificándole después. Qué cosas.
Bueno, me centro.
Partiendo de que el año que acaba ha sido nefasto y con temor creciente de que el que con espumoso bautizaremos en horas será igual o peor, ecuador tal vez de este cambio global que hasta a ustedes les ha movido el origen de cuna, no seré cauto en mis peticiones sino todo lo contrario, ambicioso. Por pedir, ya se sabe.
A Melchor. Me gustaría algo que, bien pensado, no debería ser un deseo por cuanto de lógica es pero que, en mi mundo, no resulta así. Verás, se me ocurre algo como un ungüento mágico a ingerir en la toma de posesión mediante el cual un político cuando gobierna solo pueda hacer aquello que prometió en campaña y por lo cual fue votado, no lo contrario como viene siendo el caso. ¿Qué es extraño? Y tanto, que le votas a uno pensando que va a hacer lo contrario a lo que hacía el que estaba y que por eso ya no le votas y termina haciendo lo mismo o parecido bajo la escusa de que no sabía lo que había porque nadie se lo había contado y que ahora que ha llegado y ha visto las cuentas no le queda otra que hacer lo que hace pero que promete que en cuanto pueda hará lo que al principio dijo que haría. Y claro, piensas, pobre, es que no se lo habían dicho, a la vez que te cuestionas si no era su obligación intuirlo. Por tanto, pócima quiero que desde el presidente del país hasta el último alcalde de pedanía se vea obligado a cumplir lo prometido. ¿No es mucho pedir, no? Un poco de seriedad, no se pueden pedir sacrificios si quien lo hace no cumple lo que promete.
A Gaspar. Sabiduría. Sé que es amplio el concepto, pero la quiero para mis conciudadanos en su concepto de solidaridad. Porque una sociedad justa lo es no solo cuando el que tiene aporta a quien no tiene sino cuando todos reman y, la verdad, este barco nuestro tiene muchos brazos caídos y así no se llega a puerto. Entre nosotros quede porque me queman en la hoguera, claro está, pero deporte nacional ha sido durante décadas prolongar prestaciones, acostumbrarse a vivir de subvenciones, renegociar convenios colectivos de manera indecente con la connivencia política y sindical, reclamar derechos en sanidad, educación, dependencia al tiempo que defraudamos a Hacienda, todo ello en base a un modelo social generoso en lo que aporta y, a mi modo de ver, agrietado en cómo fiscaliza. Sabiduría pues para entender que el Estado somos todos y que si mi vecino no paga impuestos, cobra desempleo y trabaja a puerta cerrada no debo imitarle sino entender que me roba a mí y, por ejemplo, a la calidad educativa de mi hijo y que eso está mal, muy mal. Por tanto, sabiduría para que esta sociedad mía madure hacia una mentalidad más, por ejemplo, alemana, donde defraudar al Estado está muy mal visto. Ya sé, difícil deseo, pero…
A Baltarsar. Y a tí, negro mío, te pediré juguetes o lo que se tercie para las flores de mi jardín, que tengo muchas. Por ejemplo, para Zoido un discurso y un director de comunicación nuevos, para Griñán, que se baje del mundo de las ideas y nos visite, para el PA, que no tema independizarse, para IU la dieta Dunkan renovada que se están poniendo muy orondos desde que administran, para Antonio Sanz, el título de patrón de barco –igual ya lo tiene-, una emisora nueva y una cita con Irene García, para Irene García, diez centímetros y una cena íntima con Cabaña, para Loaiza, un casco y una chupa para su moto nueva y que no corra, que el suelo está muy duro, para Pelayo, que pueda cumplir el capítulo de ingresos en los presupuestos 2013, folios para todos y fundas nuevas para los iPad que Jesytel puso a sus concejales, para Saldaña, una oferta el día catorce, para Alconchel, un mes entero sin Cristina, para Moresco, un pliego, que Galicia no sea un cuento, que Urbanismo no se la líe y que el congreso de marzo no sea para Candón, para Juan Antonio Liaño, que sin problema afronte el año, para Eva Corrales y Lorenzo Sánchez dos Smart TV de Samsung con HD y wi-fi, para Antonio Peña, que Rociíto se reconcilie con su tío Amador y Chipiona abra el museo de la más grande, para Peinado, Maribel, que encuentre el millón de euros que Presidencia le dio a Barroso para ayuda a Cuba, para Teo, salud –eso para todos- y ganas para seguir haciendo Cádiz, para Luis Pizarro una Olivetti y varios paquetes de folios para sus memorias, para Chaves, lo mismo, para Cabaña, las temporadas completas de Amar en tiempos revueltos y lo mismo para José María Román y Jiménez Barrios y que la vean juntos, para Susana Díaz una agenda de Hello Kitty y un puzzle de las Monster High, para Mario Jiménez, una camisa de flores hawaiana que ya le vale con lo de ir de negro, para Javier Arenas una diana con la foto de Cospedal y dardos para su despacho nuevo de Ministro, para Rajoy, cohíbas de esos que se lían en los muslos de las mulatas y, en consecuencia, traen aroma extra, para Rubalcaba, un aplauso sonoro antes de su retiro decoroso, para Andalucía, que es la California de Europa, conciencia de lo que es y tiene y trabajo, y para Cádiz, que es la California de Andalucía, lo mismo y futuro. Para todos, perdón si alguna vez les ofendí. Y para mí, un teclado nuevo para que mi jardín florezca bonito, tiempo para que mis amigos me sientan cerca y, si puede ser, que no me abandonen las ganas de construir –marca de ésta mi casa-.
Pd. Queridos Reyes Magos, una cosa más. Libros para todos. De lo que sea. La lectura es la mejor arma que conozco para derrumbar los muros que nos separan.
Feliz año para todos.