El Arzobispo de Santiago, Julián Barrio, y el coordinador general, Salvador Domato, presentaron ayer en rueda de prensa el programa de la visita del Papa a Santiago con motivo del Año Santo compostelano “como peregrino de la fe y testigo de Cristo Resucitado”.
“Es la primera vez en la historia de la Iglesia que en un Año Santo expresamente el Papa haya querido venir a Santiago de Compostela”, subrayó Barrio al insistir en la “excepcionalidad” de esta visita, tras recordar que Juan Pablo II viajó a la capital gallega en 1982 con motivo de su visita pastoral a España.
Por ello y en correspondencia con esta excepcionalidad, el Arzobispo hizo un llamamiento para que la acogida al Papa sea la “mayor” posible como muestra de agradecimiento, disponibilidad, cercanía y afecto.
Según el programa de este viaje a Santiago, coordinado entre el Arzobispado y el Vaticano y cuyos horarios se harán públicos en septiembre, Benedicto XVI llegará a media mañana del 6 de noviembre al aeropuerto de Lavacolla, donde será recibido por miembros de la Casa Real y autoridades eclesiásticas y civiles, tanto nacionales, como autonómicas y locales.
Seguidamente, el Papa se desplazará en el papa-móvil hasta la ciudad y entrará en la Catedral por la puerta de Azabachería, para a continuación rezar en la capilla de la Comunión, contemplar el Pórtico de la Gloria, orar ante la tumba del Apóstol, pasar por la Puerta Santa y abrazar al Santo.
Ante él, unas 700 personas entre enfermos, niños y ancianos escucharán “por rigurosa invitación” las palabras que les dirija el Papa en el interior de la Basílica, donde disfrutará también del Botafumeiro.
A su término almorzará y descansará en el Palacio Episcopal y, después, Benedicto XVI presidirá la Eucaristía en la Plaza del Obradoiro ante un máximo de 10.000 personas sobre un altar de ocho metros de altura y cubierto, ante la posibilidad de que llueva, que se ubicará entre el Ayuntamiento y el Rectorado.