Los Mossos d'Esquadra han desmantelado en Barcelona una banda presuntamente dedicada a la venta de joyas falsificadas a establecimientos de compraventa de oro y joyerías, con el arresto de 16 personas, ha informado este martes la policía catalana.
La investigación se inició en agosto cuando los investigadores constataron un crecimiento de ventas de joyas falsas, principalmente en Barcelona, que apuntaba a una banda que ofertaba un gran stock de joyas de oro falsas desde marzo de 2013.
En una primera investigación, tutelada por el Juzgado de Instrucción 12 de Barcelona, la policía corroboró que los vendedores habituales de joyas fraudulentas eran personas sin actividad criminal previa ni antecedentes, por lo que los agentes consideraron que podrían hacerlo por encargo de terceras personas a cambio de un porcentaje --un 10%--.
La organización tenía tres niveles de organización: un núcleo dirigente compuesto por cuatro italianos, con antecedentes, que falsificaban las joyas en su país y las trasladaban a Barcelona; un captador, de nacionalidad peruana, que seleccionaba a los vendedores, y en el último escalón, los vendedores.
El jefe de la banda, un napolitano de 55 años, tenía antecedentes por tráfico de drogas, atracos y extorsión y de pertenencia a la mafia napolitana, al que acompañaban en sus tareas de dirección un napolitano de 48 años y sus dos hijos, todos ellos residentes en Gavà y Castelldefels.
Los cuatro italianos se desplazaban a Catalunya con loas joyas falsificadas y se instalaban en pisos, hoteles o apartamentos de alquiler durante poco tiempo y adoptaban importantes medidas de seguridad.
El captador seleccionaba a los vendedores para que comercializasen las joyas en establecimientos de compraventa de oro y joyerías, una función que también hacían los hijos de uno de los jefes, que los captaban en locales de ocio de Castelldefels, a cambio de ganar dinero con facilidad.
La mayoría de los vendedores eran residentes en Castelldefels, Gavà y Barcelona y se reunían con los napolitanos en puntos concretos desde donde se desplazaban por toda Catalunya para vender las joyas, aunque centraban su actividad en Barcelona dada la gran cantidad de joyerías existentes.
Las joyas estaban fabricadas de manera que superaban las pruebas de control habituales realizadas por los establecimientos de compraventa de oro, consiguiendo estafar a personal experimentado; tenían un chapado de oro de buena calidad y un interior de estaño o cobre, con inscripciones que simulaban marcas y sellos de oro de prestigio.
La mayoría de los denunciantes no se daban cuenta de la estafa hasta que se fundía la joya, y otro elemento que generaba confusión a los compradores era que los sellos de origen procedían de localidades italianas de gran tradición joyera.
Los Mossos han podido acreditar 87 ventas fraudulentas --82 en Barcelona, dos en Castelldefels, dos en Blanes y una en Vic--, y han intervenido joyas antes de que fueran vendidas, aunque la investigación continúa abierta porque los agentes creen que pueden haber más ventas fraudulentas.
Tres de los cuatro miembros de la cúpula criminal napolitana se encuentran en Italia a la espera de ser detenidos, mientras que el cuarto y el captador de vendedores han ingresado en prisión; los 14 vendedores arrestados han quedado en libertad con cargos.