Un grupo de padres y madres de alumnos de primero de primaria del colegio Fernando Feliú de Gerena (Sevilla) -niños de 6 años de escolarización obligatoria- se ha negado a que sus hijos entren en el centro en protesta por la presencia de amianto en el centro, así como la situación de grietas, agujeros y placas abombadas que se aprecia en buena parte del edificio.
Una portavoz de los padres ha dicho a Efe que han tomado la decisión de iniciar medidas de fuerza ante la existencia de “informes oficiales” aportados por la administración que corroboran la presencia de amianto en el colegio, lo que han reflejado en un escrito que han enviado a diferentes administraciones, entre otras a la consejera de Educación de la Junta, Sonia Gaya.
En ese escrito reflejan que los padres tienen “serias dudas de si la calidad del aire es buena, gua que el último informe oficial de mediciones de partículas de amianto suspendidas es de septiembre de 2017”.
Citan que la primera fase de eliminación del amianto se llevó a cabo entre y agosto y septiembre de 2017, “quedando pendiente una segunda fase para el verano de 2018 que a día de hoy no ha tenido lugar”, recordando que los niños pasan “cinco horas al día cinco días a la semana en un entorno que no ofrece garantías de seguridad, siendo el amianto un elemento de gran peligrosidad”.
Los padres reclaman en el mismo escrito un informe técnico “que ofrezca garantías de que la estancia en el centro es segura" y "con mediciones actuales de la calidad del aire tanto en interior como en exterior”, además de “la reparación urgente en cumplimiento de la normativa de todas las deficiencias para que el centro sea seguro”.
Aseguran, por último, que “de no recibir respuesta urgente y satisfactoria” acudirán a la vía judicial oportuna para solucionar los grandes hechos expuestos”.
Durante la mañana, han conseguido el compromiso verbal del alcalde de Gerena, Javier Fernández Gualda, “para proporcionarnos los informes existentes de la calidad del aire y realizar uno nuevo actualizado”, tras lo que algunas de las familias han decidido que los niños entren en clase, mientras que otras han mantenido la protesta.
