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Sevilla

El 61% de los sevillanos come fuera de casa los días laborales

Lo hacen al no tener tiempo para regresar a su hogar y el coste de hacerlo es de 220 euros de media al mes

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El 61 por ciento de los sevillanos come fuera de casa en los días laborables al no tener tiempo para regresar a su hogar y el coste de hacerlo es de 220 euros de media al mes, según un estudio elaborado por la Federación de Usuarios-Consumidores Independientes, FUCI.

   De acuerdo a los datos recopilados por el estudio hay un 2 por ciento menos de trabajadores que comen fuera de casa con respecto a 2010 (63 por ciento) y el gasto medio es también inferior, un euro menos.

   En términos generales, seis de cada diez españoles comen fuera ya que no tienen tiempo al suficiente para regresar a casa. Esta situación se da, especialmente, en las grandes ciudades, mientras que en las más pequeñas como Toledo, Cáceres, La Rioja o Santander el porcentaje es considerablemente inferior.

   De ellos, el 58 por ciento opta por comer de menú, mientras que sólo un 4 por ciento come a la carta. También se observa una tendencia creciente en las personas que llevan la comida de casa al trabajo (37 por ciento).

   Respecto al gasto, que varía según las rentas de cada individuo y la decisión de donde comer, oscila entre los 100 y los más de 300 euros. Así, el coste medio por persona en España es de más de 217 euros al mes, es decir, un 15 por ciento menos respecto al último estudio de FUCI del año 2010. El precio varía mucho en función de la ciudad ya que comer de menú del día en Madrid supone unos 280 euros al mes, mientras que en Cáceres o Toledo esa cantidad se reduce a solo 180 euros.
COMBINADO CON EL 'TUPPER'

   Para Gustavo Samayoa, presidente de FUCI, este descenso en el precio se debe a que los restaurantes están realizando "ofertas muy buenas para captar clientes, a la vez que otros ofrecen comer un solo plato en vez de primero y segundo, lo cual abarata el coste". "Además, muchos consumidores combinan el comer fuera de casa con traer el tupper al trabajo como medida de ahorrar unos euros", ha añadido.

   La elección de los platos también depende de cada ciudad y está "íntimamente" ligada al clima. Así, en ciudades del norte optan por platos de cuchara, mientras que en el Levante eligen más las verduras. Asimismo, los españoles siguen siendo más carnívoros, aunque crece el porcentaje de las personas que comen pescado. La mayoría de los consumidores elige restaurantes cercanos a su lugar de trabajo que disponga de menús económicos con comida casera, frente a un porcentaje que sigue descendiendo que opta por la llamada 'fast food'.

   Por edades, los españoles de entre 18-35 años optan mayoritariamente por la tartera, entre los 30-50 años eligen sobre todo el menú del día. Por último, en el grupo de personas de más de 50 años hay un equilibrio en ambos aspectos. Respecto a la bebida elegida para acompañar las comidas, cuatro de cada diez encuestados opta por el agua. De las bebidas alcohólicas, la cerveza sigue ganándole la partida al vino.

   Aunque más de la mitad de los encuestados reconoce que alguna vez en su vida se han sentido engañados a la hora de comer, tan sólo un 6 por ciento asegura que ha puesto una reclamación para denunciar algún tipo de agravio. Entre las quejas más comunes se encuentran las facturas inadecuadas (51 por ciento), mal servicio (23 por ciento), falta de higiene (11 por ciento), exposición inadecuada de alimentos (6 por ciento), inexistencia de lista de precios (5 por ciento) y negación de las hojas de reclamaciones (3 por ciento).

   La FUCI recuerda que en materia de restauración existen una serie de obligaciones que deben cumplir los establecimientos, como mostrar en lugar visible -en el interior y exterior- la lista de precios de todos sus servicios, indicando si existe alguna diferencia por el lugar donde se realice el consumo -mesa, barra o terraza- o que los precios deben ser globales, no se pueden indicar ni cobrar el servicio, el cubierto, la carta, la reserva o cualquier otro concepto similar.

   Asimismo, no se puede cobrar por servicios -como el pan o aperitivos- que no solicitemos siempre y cuando los rechacemos y no los consumamos y está "especialmente prohibido" poner precios según mercado ya que en todos los casos los servicios que se cobren deben venir claramente especificados.

   Los restaurantes deben ofrecer al cliente una carta de platos y una de vinos redactados en castellano y las cartas deberán indicar además los "menús de la casa", que son "obligatorios" y que incluirán en todo caso los servicios de pan, vino y postre para los restaurantes y "plato de la casa" para las cafeterías.

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