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Sevilla

El río Guadiamar, en kayak

Santiago García-Dils Tielemans acaba de publicar un nuevo libro, ‘El corredor verde del Guadiamar en kayak’, tercero de este estilo que saca a la luz

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  • El río Guadiamar a su paso por Sanlúcar la Mayor. -

Santiago García-Dils Tielemans, perito industrial de profesión (fundó Talleres Car-Dils) y aventurero y amante de los viajes como afición, acaba de publicar en Amazon un nuevo libro, ‘El corredor verde del Guadiamar en kayak’. Se une a los que anteriormente dedicó a ‘La vía verde de Cala y Aznalcóllar’ y a la ‘Guía del patrimonio minero de Huelva y parte de Sevilla’.

Por considerarlo de interés para los lectores del blog me hago eco de la descripción que de su nuevo trabajo hace el propio autor y que nos acerca a sitios especiales de la Faja Pirítica:

«El que nace con vocación de explorador no necesita viajar a Etiopía en busca de las fuentes del Nilo Azul, ni ir a Manaos y remontar el Amazonas para ver tribus primitivas. Muchas veces en los alrededores de tu propia casa encuentras lugares insólitos y sorprendentes.

El río Guadiamar es un ejemplo de ello; es lo más parecido a una geoda, una geoda vegetal sin abrir. Impenetrable, la única forma de entrar en su corazón y admirar lo que se oculta tras su densa vegetación es en kayak.

Son unos 35 kilómetros, más o menos navegables, que van desde la Sierra Morena hasta el Coto de Doñana y que se han convertido en el Corredor Verde del Guadiamar. Está rodeado de carriles por fuera, pero sóolo se ve la infranqueable barrera vegetal.

Durante la época de verano se secan algunos tramos, pero al desembalsar la presa del Agrio para regar las tierras bajas, vuelve a correr el agua en toda su longitud y se puede hacer rafting en los tramos de poco fondo (antes hay que recorrerlos a pie y desbrozarlos de ramas).

La portada del libro.



Antes de 1998 el Guadiamar era un desierto de abandono y miseria. Sus riberas estaban peladas, sin apenas vegetación. Era el colector a cielo abierto de las alcantarillas de más de trece pueblos y de los vertidos contaminantes de las minas de Aznalcóllar.

En abril de 1998 reventó la presa de residuos tóxicos de las minas de Aznalcóllar, inundó el río con una marea negra y amenazó con contaminar el Coto de Doñana.
Ese fue el detonante para que el Gobierno comprara los márgenes del río. Construyó depuradoras, repobló sus orillas y dejó su cauce sin mantenimiento alguno, convirtiéndose en el Corredor Verde del Guadiamar, que unía el ecosistema de Doñana con el de Sierra Morena.

Ahora, en 2024, se ha convertido en una especie de selva amazónica, con una vegetación tan densa que en ocasiones se hace impenetrable. La fauna va pareja a la vegetación: te puedes encontrar toda clase de bichos, tanto terrestres, acuáticos como voladores».

El autor lo ha dividido en trece tramos, cada uno accesible de forma independiente.

El libro, de formato A4, tiene 75 páginas de fotos y mapas a todo color. Abarca el río Guadiamar desde el embalse del Agrio hasta pasado el Vado de Quema; Aznalcázar; Aznalcóllar y sus minas; los pinares de Aznalcázar y La Puebla; una visión del pasado: “El Guadiamar de nuestros abuelos”; finalmente, mapas de 1950.

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