Durante la sesión de control y fiscalización al Gobierno local celebrada este viernes por el Ayuntamiento de Sevilla, el concejal de Hábitat Urbano y del distrito Casco Antiguo, Juan Manuel Flores, ha admitido la "desazón" derivada de la decisión de Unión Cine Ciudad de no reabrir el emblemático cine Cervantes, cerrado desde el primer estado de la alarma por la pandemia y cuyo edificio está protegido como bien de interés cultural (BIC); reconociendo además la posibilidad de "buscar alguna vía desde el ámbito público" para intentar conservar la "repercusión cultural" de dicho espacio.
El asunto ha sido introducido a debate por Sandra Heredia, concejala no adscrita del Ayuntamiento de Sevilla y alineada con la actual Adelante Andalucía, una marca refundada por Anticapitalistas, Primavera Andaluza, Izquierda Andalucista y Defender Andalucía tras el cisma vivido en dicha coalición electoral.
A tal efecto, recordemos que fue en abril de 2020, en pleno primer estado de alarma frente a la pandemia y poco después del cierre de dicho cine por tales circunstancias; cuando el consejo de gobierno de la Junta de Andalucía acordó proteger como BIC el edificio del Cine Cervantes, enclavado en la calle Amor de Dios; junto a los inmuebles de los antiguos cines Llorens y Trajano, como únicos ejemplos de las salas del siglo XIX que perduran en el centro de Sevilla y huella de los cafés de variedades, cafés-cantante y teatros-circo de la oferta lúdico cultural de la Sevilla de finales del siglo XIX y primera mitad del siglo XX.
La declaración del Cine Cervantes como BIC recuerda que su edificio fue proyectado en 1873 como Gran Teatro Cervantes por el arquitecto Juan Talavera de la Vega y señalaba especialmente que se trata de la sala de proyecciones más antigua de Sevilla; abarcando por su relevancia y vinculación con el inmueble una antigua máquina de proyectar películas situada en el elegante vestíbulo, revestido de mármol e iluminado con lámparas colgantes.
Al respecto, Sandra Heredia ha lamentado la decisión de Unión Cine de Ciudad de no reabrir este emblemático cine del casco histórico, lo que constituye una pérdida de todo un "patrimonio social", por lo que ha reclamado al Gobierno local del PSOE información sobre si tiene previsto alguna medida "intentar recuperar de alguna manera" el edificio como "equipamiento" para el casco histórico.
Juan Manuel Flores ha admitido en ese sentido la "desazón" que causa la desaparición de dicho cine, recordando que al tratarse de un edificio protegido como BIC, sus propietarios privados tienen obligaciones de conservación y la Consejería de Cultura y el Ayuntamiento cuentan con potestades de "control" sobre el inmueble en el plano arquitectónico.
En cuanto a los futuros nuevos usos del edificio, de titularidad privada, ha manifestado que se trata de un "tema abierto", reconociendo la necesidad de que, para que en un futuro el inmueble "pueda tener repercusión cultural, teniendo en cuenta su trayectoria como sala de cine", algo que según ha insistido "está abierto"; "probablemente haya que ver o buscar alguna vía desde lo público", para "centrar o ver cómo ponerlo en valor y no perderlo".
Eso sí, el concejal socialista ha admitido que "no hay nada concreto" para los usos de este edificio, reformado a mediados del siglo XX por los arquitectos Alberto Balbontín de Orta y Antonio Delgado Roig, para adaptarlo como gran sala de proyecciones cinematográficas.