El Tosantos en Sanlúcar de Barrameda ha sido bien distinto al de hace un año. Lo mismo ha ocurrido en todas las ciudades del mundo debido a la expansión del coronavirus y que tantas secuelas negativas están dejando tanto a nivel humano como económico.
La visita al Cementerio Diocesano San Antón Abad para acompañar a seres queridos tuvo sus limitaciones en la estancia en estas dependencias porque requería de las medidas de seguridad y sanitarias que establece el protocolo para seguir combatiendo contra el coronavirus, que actualmente presenta peores registros que en marzo. El citado cementerio abrió sus puertas durante las Festividades de Todos los Santos y Difuntos adoptando las medidas de seguridad pertinentes. Abrió sus puertas durante los días 31 de octubre, 1 y 2 de noviembre con un horario ininterrumpido desde las 9.00 hasta las 18.30 adoptando las medidas de seguridad recomendadas para la salud de todos los visitantes. Se limitó el aforo pudiéndose acceder al recinto en grupos familiares de cuatro personas máximo y estableciendo en 30 minutos el tiempo libre de visita con el fin de de evitar aglomeraciones y situaciones de riesgo para la salud. También se indicó una puerta de entrada, en la que se procedió la toma de temperatura y en la que hubo a disposición de los presentes geles hidroalcohólicos para desinfección de manos y otra puerta de salida, además de un itinerario de circulación para un mejor flujo de personas. Todo quedó marcado en la cartelería informativa junto al resto de obligaciones y recomendaciones, como el uso de mascarilla obligatorio, prohibición de fumar y distanciamiento interpersonal, entre otros, que se dispusieron en los accesos y diferentes lugares del recinto con el fin de informar y proteger a todos los visitantes frente a la situación actual que se vive debido al Covid-19 y sus correspondientes consecuencias.
Flores y mascarillas
Los puestos de flores ubicados en la misma entrada del Cementerio Diocesano San Antón Abad permanecieron abiertos junto a la entrada principal desde el lunes 26 de octubre hasta el lunes 2 de noviembre. Este año, a pesar de que el tiempo acompañó, ha sido diferente porque no se produjeron las aglomeraciones de familiares de otros años. Hubo en los accesos a estas instalaciones tan sentimentales una buena venta de flores y en esta ocasión se unió el de mascarillas.
Los precios se mantuvieron y en la lista de compras aparecieron en lo más alto de la misma las margaritas y los claveles. También le acompañan las siempre vivas, la uniflora, el boris, la daniculata y el centro. La flor natural y la artificial siempre están presentes para depositarlas junto a los nichos.
Los empleados de estos puestos ambulantes han permanecido en las inmediaciones del cementerio desde las las 8.00 hasta las 19.00 horas desinfectando constantemente el material utilizado, como las tijeras, y utilizando el gel hidroalcohólico.
Norberto Rodríguez, responsable de uno de los puestos y de la Floristería Martina Benítez, manifestó que “lo vivido este año hubiera sido impensable hace un año, donde todo fue totalmente diferente. El que viene también será una incógnita. El miedo existe y más porque cada persona es de un padre y de una madre. Hay que tomar las precauciones posibles”.