Un diez para la atención sanitaria y un cero para la organización del cribado masivo que el pasado lunes se desarrolló en San Fernando.
Según ha podido conocer este periódico, el hecho de que poco más de 500 personas de las 1.000 que estaban convocadas para hacerse el test PCR acudieran al Vivero de Empresas tiene su explicación.
La realización de la pruebas apenas se prolongaba por espacio de un minuto, el tiempo de llegar, dar el DNI, número de teléfono, asignársele un número a dicha persona, meter el bastoncillo por la nariz y recibir las explicaciones del sanitario encargado de que si en 20 minutos no recibía una llamada, se podía quedar tranquilo.
El problema estaba fuera, y es que se organizaron colas en horas determinadas que llegaban hasta la piscina de La Magdalena, lo que provocó que muchos de los que llegasen se diesen directamente la vuelta o, al ver tanta gente, optasen por marcharse por tener que hacer otros menesteres como, por ejemplo, ir a trabajar.
Pero ahí no quedaba la cosa, y es que muchos de los que estaban en esa cola llegaban con mucha antelación sobre la hora que tenían la prueba y estaban delante de otros que iban con el tiempo justo o a su hora exacta.
Un caos que, quizás, se hubiese solucionado con el simple hecho de que o bien el Ayuntamiento o bien la propia Junta hubiese colocado a una persona en la entrada organizando dicha cola por horas. Y es que, según ha podido conocer este medio, la espera apenas se prolongaba por espacio de 15 minutos dada la rapidez con la que se realizaban los test.
O sea, que retomando el titular de ayer de que los ciudadanos se quejan de que no haya cribados masivos, al final van a llevar razón. ¿Pero quién los organiza?