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San Fernando

No sólo de gomina vive el hombre

Se agradece, alcalde, que no cree falsas expectativas que además, en estos tiempos, hasta ofenden.

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Han comenzado los actos conmemorativos del Bicentenario de la concesión del título de Ciudad a la entonces Real Isla de León y lo ha hecho con dos acontecimientos de marcado carácter confesional, lo que no quiere decir que el preámbulo sea toda la novela.

Sencillamente, han comenzado así, que al fin y al cabo, doscientos años antes que ahora la Iglesia era una parte esencial del Estado y en los acontecimientos históricos cuya conmemoración comenzó en 2010, una parte esencial con voz y voto.

Nada que objetar, pues, a un inicio que ha tenido como protagonista a un hombre carismático donde los haya, el cardenal Amigo Vallejo, arzobispo de Sevilla que fue, papable que también lo fue y ejerciente franciscano dentro de las circunstancias y los tiempos que le han tocado vivir que, obviamente y en lo que a la Iglesia se refiere, no son los que defendió el santo de Asís.

Independientemente de la anacrónica y exagerada imagen de una pareja de la Policía Local abriendo paso por la calle Real a un Audi de alta gama -quizá Amigo Vallejo, un hombre cercano a la gente, hubiera preferido hacer a pie el trayecto- nadie espera de este Bicentenario el campaneo del 2010, los cien proyectos que iban a cambiar la ciudad, el antes y el después que luego se convirtió en el principio de nada.

Estamos ante un Bicentenario de menos envergadura, como también lo es el acontecimiento que se celebra. Una conmemoración de carácter más local, más de andar por casa, como al fin y al cabo fue la del Diez y hasta la del Doce, ambas lastradas por la crisis. 

Pero en este caso, pensada con sencillez desde el principio, que todo el mundo sabe a estas alturas que el alcalde de ahora es más de hacer más con menos, a lo Helenio Herrera, volviendo a la metáfora futbolera de la semana pasada, de jugar mejor con diez que con once.

Se agradece, alcalde, que no cree falsas expectativas que además, en estos tiempos, hasta ofenden. Y se espera que el resto del programa sea más popular. Más que nada por celebrar algo, que no sólo de gomina vive el hombre. También de gominolas.

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