Hace poco escribía en “Quien a buen árbol se arrima” que nuestra ciudad se encuentra lejos de las recomendaciones de la OMS acerca de la cantidad de árboles y la superficie de zonas verdes que debe tener una población para que el aire que respiran sus vecinos tenga una calidad adecuada. Según contabilicé buscando los datos actualizados, nos faltan más de 13000 árboles y al menos un 35% más de superficie de zonas verdes respecto de la actual.
Me reafirmo en lo que dije en enero y ahora me complace compartir buenas noticias verdes en este sentido. Por un lado, la Concejalía de Medio Ambiente ha plantado 1200 árboles desde noviembre de 2019, reponiendo faltas en parques y aceras y nuevas hileras arbóreas en calles. Por otro lado, la asociación de voluntariado GEA ha terminado el informe de su última evaluación de los parques y jardines de Jaén, tras las que ya hizo en 2015, 2017 y 2019 y el resultado es una discreta mejoría respecto de años anteriores. Son más numerosos los parques que mejoran que los que empeoran, según el baremo desarrollado por esta asociación que tiene en cuenta el estado de la vegetación, el mantenimiento y la limpieza de cada parque.
Y en las afueras de Jaén, durante la presente campaña de otoño e invierno, las plantaciones participativas llevadas a cabo por colectivos, como el ya mencionado GEA y la asociación de vecinos “Entre Cantones”, suman ya más de quinientas ejemplares plantados de diferentes especies autóctonas, los cuales, con las protecciones que se les ha puesto en esta temporada, han incrementado notablemente las probabilidades de supervivencia.
No me engaño con estas noticias y sé que queda mucho por hacer aún, pero es bueno comprobar que se avanza en la dirección correcta, aunque sea de manera vacilante porque no cesa el goteo de árboles que se talan, como los últimos apeados por la Junta de Andalucía en el Polígono del Valle.
Aparte de las faltas de arbolado y zonas verdes se necesita mejorar en la gestión de los residuos sólidos urbanos, en la instauración de programas de sensibilización y formación ambiental transversales y en suficiente número para promover cambios sustanciales en los hábitos de consumo, en la calidad del aire y reducción del tráfico, en una conservación más efectiva de nuestros parajes naturales emblemáticos. Pero saber de esta pequeña victoria, en forma de 1200 árboles plantados y de parques y jardines en un estado un poco mejor, me estimulan a pensar que el resto de problemas también pueden solucionarse con la imprescindible determinación de hacerlo.
