Lo conveniente es que, de cara a una posible prolongación temporal del estado de confinamiento,
se revisaran las medidas valorando las necesidades de los más pequeños y se tuvieran en cuenta los efectos del encierro en las familias más vulnerables. De hecho, la Universidad de Burgos está realizando estudios al respecto y la Vicepresidencia de Asuntos Sociales del Gobierno castellanoleónes contempla la posibilidad de adoptar nuevas medidas para colectivos con especial necesidad.
Sin embargo, las expertas consultadas, coinciden en que “esta fase en la que nos encontramos, la de prevención, con el fin de que la curva de contagios se estabilice lo antes posible” precisa, tal y como se decretó, de la limitación de actividades cotidianas como el desplazamiento a trabajar o a comprar y, también, la
suspensión de cualquier actividad en familia fuera de los límites de la vivienda particular. Salvo en los casos de necesidad por trastornos de la conducta o algún tipo de discapacidad. Patricia Máiquez Villanueva, Psicóloga General Sanitaria y Maestra, especializada en intervención con menores y adolescentes, admite la dificultad para sobrellevar la situación tanto para adultos como para los niños, pero advierte de que “el estrés, la tristeza, el miedo, la incertidumbre, la rabia o
la ansiedad que sentimos los mayores también lo perciben los menores”.
Por ello, recomienda que “
es importante que los más pequeños expresen sus emociones y validarlas, hablar con ellos y contarles lo qque está pasando, tratando de transmitierles serenidad y calma, y mostrando disponibilidad y afecto”.
Entre los consejos que ofrece para proteger a la infancia, está
establecer rutinas y hábitos dentro de la organización familiar, cumpliendo tareas educativas o ayudando en las labores del hogar; hablar con ellos y mostrarnos disponibles, actuando desde el respeto y la amabilidad; permitir
que tengan su propio espacio y que decidan entre diferentes opciones de ocio; y, finalmente, aprovechar, si se tiene la posibilidad, para
pasar tiempo con ellos, en familia.
En este sentido, la también pedagoga Victoria Gallego apunta que una de los aspectos positivos del confinamiento es que
“muchos estamos conociendo mejor a nuestros hijos”. “Habitualmente no tenemos tiempo para compartir con la familia y el que tenemos no es de calidad”, subraya.
Ahora, siempre que el teletrabajo lo permita, “podemos hacer cosas juntos” e incluso desarrollar otros tipos de aprendizajes que, al margen de las exigencias docentes, son muy beneficiosos para los más pequeños. “La clave están en
mantener una actitud positiva”, añade y no preocuparse excesivamente sobre las consecuencias del confinamiento:
“Los niños tienen una capacidad de resiliencia tremenda”, concluye.