ASAJA (Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores) cumple cuarenta años y lo celebrará con un acto en la Cooperativa del Campo de Villamartín. Hágame un balance de estas cuatro décadas en la provincia.
—En cuarenta años las cosas han cambiado mucho y en este tiempo hemos tenido una importante revolución tecnológica y digital en el campo. Al principio nos encontramos con un escenario nuevo: salíamos de una dictadura para entrar en una democracia, había una reforma agraria planteada en Andalucía que pudo ser muy lesiva para el campo andaluz y que por fortuna pudimos parar. Se consiguió una modernización del campo, que nos permitió volvernos competitivos y equipararnos al resto de Europa. Luego entramos en la Unión Europea y al mismo tempo empezaron a abrirse otros mercados, como los de Estados Unidos, Japón China o Rusia y en estas exportaciones la provincia de Cádiz tiene mucho que decir, como por ejemplo con el vino, el aceite o el queso.
¿Ha sido la entrada en la UE el episodio más importante en estas cuatro décadas?
- Uno de ellos sin lugar a duda. Nos habilitó poner nuestras producciones en Europa en un tiempo queantes ni se podía imaginar. Fue un paso importe no sólo por las exportaciones sino que nos hizo disponer de un paraguas de ayudas para la modernización de las explotaciones y también de un marco normativo muy complejo, pero que para el consumidor le da la garantía de obtener unos alimentos con la mayor calidad del mundo, lo que hace que se reconozca la calidad de nuestros productos.
¿Qué hubiera ocurrido si no se hubiera entrado en Europa?
-La entrada en la Unión Europa catapultó nuestras inversiones y modernización, pero no se debe pensar que sólo se realizó vía subvenciones, sino que los agricultores también emplearon recursos propios para lograrlo.
¿Son imprescindibles las subvenciones de la UE?
-De momento son importantes porque se cuantifican de media en un treinta por ciento de los ingresos de los agricultores. Nosotros no hablamos de subvenciones sino de ayudas y son ayudas porque en Europa hay muchísimos requisitos que no se exigen en ningún otro país del mundo. Las ayudas son necesarias porque tenemos que tener la producción de mayor calidad siendo los más sostenibles del mundo, los que contribuimos a la conservación y mejora del paisaje.
Esta ayudas además lo que hacen de alguna manera es echarnos una mano porque hay precios internacionales como el del trigo que se mantiene igual desde hace quince años, pero el consumidor paga más del doble por el pan. Esta subida no última se aplica al agricultor, al que sí le han subidos sus gastos, caso del gasóil, las semillas, los fertilizantes, la mano de obra. Todo se ha incrementado considerablemente pero el kilo del trigo sigue siendo el mismo o incluso inferior. Si no se repercute vía precios es importante que existan estas ayudas.
¿Ha cumplido ASAJA sus objetivos en estos cuarenta años?
-Pienso que sí. Hemos estado en todas, batallando y siendo reivindicativos cuando ha sido necesario. ASAJA se volcó mucho al principio en el tema de la reforma agraria, que fue el primer escollo que tuvimos en los años ochenta. De alguna forma supimos capearlo para que no supusiese una importante merma en nuestra capacidad productiva. Cada vez que hemos tenido un escenario adverso ahí hemos estado y al día de hoy ASAJA es la herramienta que los agricultores tienen para que se escuche su voz en España, en Andalucía y en Bruselas, que también tratamos que las instituciones europeas tengan en cuenta la realidad del campo que muchas veces hay que hacérsela ver a los político.
¿Críticos con la Junta de Andalucía?
-Hemos sido críticos con las ayudas de la Junta al desarrollo rural porque están suponiendo en Andalucía mucho retraso en las inversiones. Tenemos un compromiso de que íbamos a tener unas ayudas a la incorporación de jóvenes y hablo de la convocatoria de 2015 y han pasado dos años y medio prácticamente y mucho de los jóvenes han cobrado el 50 o el 75 por ciento. La ayuda de jóvenes que se solicitó en 2016 todavía no se ha cobrado y estamos pendientes de qué va a pasar. Hemos sido críticos porque estas ayudas además el 75 del dinero viene de Bruselas y ya lo tiene la administración española, que tiene que poner el 17% la Junta de Andalucía y el 7 por ciento el Gobierno central. El resto del dinero está librado y lo tiene ya. Lo que pedimos esa agilidad en los pagos. Evidentemente que hay que tener seguridad de que estos pagos lleguen a los que cumplen la normativa, pero creo que hay herramientas suficientes para hacer las comprobaciones para agilizar los pagos y hacerlos en seis meses.
Y no es sólo este caso de ayuda, porque hay otras que también tienen demora y hay empresarios que esperan a hacer unas inversiones y no pueden hacerla porque no saben si van a entrar o no en estas ayudas.
¿Prometedor el futuro?
-Estoy convencido de que sí. Si nos vamos a una agricultura tradicional como había en los años ochenta sería más complicado, pero afortunadamente en la provincia de Cádiz tenemos unas alternativas para producir que no tienen otras provincias. Tenemos prácticamente de todo. Aquí podemos producir aguacate, producto que está siendo muy rentable y que si te fueras a Ávila o León o incluso a Badajoz, verás que no se está dando y en Cádiz sin embargo sí. Cultivos tropicales, cítricos y por supuesto los vinos de Jerez o la incorporación de jóvenes que están haciendo vino tinto y lo hacen con éxito.
Repito que hay futuro, que hay muchas alternativas para ser optimistas. Ahí está el agroturismo, que es una de nuestras reivindicaciones y que no debe confundirse con el turismo rural. Agroturismo es un turismo que demandan muchos ciudadanos europeos que lo que quieren es venir a un caserío y un cortijo y estar prácticamente cómo se vive ahí.
¿Enemigos?
-Enemigos no hay, sí un exceso de cargas burocráticas, de retrasos importantes por parte de las administraciones. Insisto en no hablar de enemigos porque creo que vamos todos en el mismo carro. Hay buena disposición por parte de la Administración, lo que agradecemos y también reconocemos cuando las cosas se hacen bien.
Sí hay ciertas inquietudes con incógnitas que deben resolverse como el futuro de Mercosur y nos preocupa porque podrían firmarse acuerdos muy lesivos para la agricultura y muy beneficiosos para industrias como el que fabrica en Alemania lavadoras o lo que quiere es venderlas en Sudamérica. La agricultura puede ser la gran perjudicada si estos acuerdos se llevan a cabo tal como se está hablando.
Si no hablamos de enemigos si de peligros y le hablo del cambio climático y las sequías.
-Es un problema. El cambio climático es una realidad que no se puede negar y también lo es que hemos tenido cuatro años de sequía, pero mire, este año ha llovido y hemos llenado prácticamente los embalses. Es verdad que la provincia de Cádiz está bien dotada en cuanto necesidades hídricas, no cómo Málaga a la que casi triplicamos en capacidad de agua.
También se puede hablar de efectos positivos para nosotros por este cambio climático ya que se están haciendo unas producciones subtropicales en la costa gaditana gracias a este cambio climático. Esto era impensable hace dos décadas y sin embargo la zona de caqui y de aguacate va a más. Con esto no digo que dejemos de combatir el cambio climático, porque es una realidad que preocupa y no debe ir a más. Tampoco son deseable las lluvias torrenciales, porque lo que queremos son años pluviométricos normales y regulares.