La primera ministra de Nueva Zelanda encarga a los militares el control tras detectarse dos nuevos infectados a raíz de errores en el control a dos extranjeros
La primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, encargó este miércoles a los militares la vigilancia de fronteras y de los centros de cuarentena abiertos en su país por la pandemia de la COVID-19, después de detectarse la víspera dos nuevos infectados a raíz de errores en el control a dos personas procedentes del extranjero e infectadas con el coronavirus.
Ardern, cuyo gobierno ha sido elogiado por la respuesta temprana, drástica y efectiva ante la pandemia, adoptó esta medida tras conocerse que dos mujeres que habían llegado desde el Reino Unido viajaron unos 650 kilómetros, desde Auckland a Wellington, sin terminar el período obligatorio de cuarentena ni someterse a ninguna prueba.
Ambas, que fueron autorizadas a viajar seis días después de su llegada al país océanico, están infectadas con COVID-19, por lo que las autoridades neozelandesas han contactado a otras 320 personas que coincidieron con ellas para pedirles que se sometan a las pruebas para detectar el virus.
Es un "fallo inaceptable del sistema", espetó Ardern durante una rueda de prensa en la que anunció el nombramiento del jefe-asistente de Defensa, Darryn Webb, para la vigilancia todas las instalaciones de cuarentena y aislamiento y realizar una auditoría de los protocolos y sistemas existentes para que sean implementados en su totalidad.
Este error "no debe pasar y no debe repetirse", dijo Ardern al insistir firmemente en que "el control de nuestras fronteras tiene que ser riguroso".
Estos dos nuevos contagios rompen el registro de 24 días sin casos de coronavirus en el país oceánico, donde suman 1.156 los casos confirmados, incluidos 22 muertos.
Nueva Zelanda impuso en marzo pasado una de las cuarentenas más estrictas del mundo cuando tenía solamente 50 casos de COVID-19 y fue relajando progresivamente sus restricciones hasta retornar a la práctica normalidad el pasado 9 de junio.