Como muchos sabréis, dirijo un centro de rehabilitación de drogodependientes en Huelva y este verano nos ha sorprendido una sustancia ya conocida que vuelve a estar en auge entre los más jóvenes. Aunque no es algo nuevo, desde hace unos años me he empezado a preocupar esta droga, que de una u otra manera están calando o vuelven a calar en nuestra sociedad. En los últimos meses, la atención a adolescentes y jóvenes por este tipo de sustancias supera todas mis expectativas, siendo una preocupación latente en estos tiempos. Que conste que llevo más de 33 años trabajando en este campo, y no suelo sorprenderme fácilmente. Dentro de nuestra metodología de trabajo (Asociación Arrabales) tenemos formación e información constante y un teléfono 24 horas para urgencias y cuestiones abiertas de cualquier circunstancia relacionada con el consumo, dependencia y/o adicción, así como otras cuestiones informativas. Hace unos días una madre me preguntó sobre una sustancia que le había encontrado a su hijo: “de un rosa apagado” y estaba preocupada por ello. Me la trajo el mismo día y efectivamente, era la conocida y comúnmente llamada, cocaína rosa. Esta es una de esas sustancias que está en auge entre los jóvenes y nada tiene que ver con la cocaína, aunque es igual de peligrosa o más.
Para que conozcamos más esta sustancia, y evitar confusión, intentaré dar las explicaciones pertinentes, según mis conocimientos y experiencias, así tendremos las ideas más claras al respecto. Esta sustancia se sintetizó a principios de los 70 por el filósofo, químico y farmacéutico, Alexander Shulgin, que ya se podría haber dedicado al papel higiénico, que aún raspa, y como ocurre en la mayoría de las sustancias, sus inicios fueron dedicados a la psiquiatría, saliendo del contexto sanitario de forma masiva a mediados de los años 80, por lo tanto, no es algo nuevo, y ya conocíamos su existencia. La cocaína rosa o tusi, tuci, tucibí, tusibí, viene de la deformación inglesa del ‘2C- B’, aunque también se la puede conocer por nexo, gema rosa, pantera rosa, y hace unos meses, me enteré a través de un adolescente, que también se la conoce como “panterita”; como veis, suena más juvenil. Los narcos asesinos saben lo que hacen.
Al margen del edulcorante rosa, que le da esa tonalidad tan atractiva para los más jóvenes, esta sustancia ni siquiera contiene 2C-B, sustancia base en sus inicios, y puede tener en su composición ketamina, MDMA, creatinina, cafeína, hipnóticos sedantes variados, diluyentes e incluso cocaína y algunos opiáceos conocidos, entre los que se encuentran la heroína o el fentanilo. Es decir, un coctel explosivo que de una u otra manera acarreará problemas a corto y largo plazo. Informar sobre estos peligros a nuestros hijos e hijas es tarea de todos. Estemos atentos a dichas sustancias y, ante la duda, acudan a profesionales.