Un hombre de 35 años está siendo investigado como presunto autor de un delito de maltrato animal, tras las investigaciones llevadas a cabo por agentes del Grupo de Protección de la Naturaleza (Grupona) de la Policía Local de Málaga y del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil.
Todo comenzó a finales de mayo, cuando los agentes advirtieron la situación de un caballo que presentaba un visible estado de suciedad y delgadez, teniendo marcados el costillar y los muslos traseros, presumiblemente como consecuencia de desnutrición.
El animal se hallaba en una parcela rústica en la que, junto a un almacén de aperos, había un recinto de unos 50 metros cuadrados de superficie terriza destinado a albergar animales, delimitado por paredes de ladrillo de hormigón de un metro y medio de altura, encontrándose sucio y falto de mantenimiento, con restos de cartones, plásticos, tubos de hierro y maderas.
El agua se encontraba en un recipiente de plástico expuesto directamente al sol, presentando un estado higiénico sanitario deficiente a juzgar por el color, suciedad y cantidad de larvas que se observaban en la misma, presumiblemente por no haber sido cambiada desde hacía tiempo, según ha informado la Policía Local en un comunicado.
Junto al equino había dos bañeras de uso doméstico utilizadas como pesebreras, una con restos de agua plagada de larvas y otra para la comida, que se encontraba vacía.
Los agentes observaron también la presencia de vigas de madera sujetando una techumbre de metal que cubría parcialmente la instalación, algunas de las cuales estaban desgastadas por las mordidas del animal, desconociéndose si esto pudiera deberse a la falta de alimento a su alcance.
El recinto estaba delimitado por vallas de obra, junto a las que en algunas partes se habían colocado trozos de chapas metálicas con filos cortantes que pudieran causar heridas a los animales albergados.
Agentes del Grupona localizaron al padre del propietario del animal en el lugar, identificándolo y preguntándole por su hijo, del que decía desconocer su paradero, comenzando un seguimiento del estado del equino a raíz del cual se pudo comprobar cómo al día siguiente le habían puesto comida y cambiado el agua.
El lunes 22 de mayo, los agentes se personaron nuevamente en el lugar junto con un veterinario municipal, que emitió informe requiriendo al padre del propietario que contactase a la mayor brevedad con un profesional veterinario para que explorase al caballo, a lo que el hombre se comprometió, así como al cuidado del mismo y la garantía de su bienestar.
Finalmente, tras ser instado a ello, el propietario del caballo acudió a dependencias del Seprona de la Guardia Civil, donde fue plenamente identificado y se le leyeron los derechos como investigado por un presunto delito de maltrato animal. Tras ello, los agentes se hicieron cargo del animal, interviniendo el mismo y poniéndolo a disposición de la Asociación El Refugio del Burrito para su cuidado y bienestar.