Con casi ocho metros de diámetro y más de tres metros de altura, la escultura de la araña en bronce de Louise Bourgeois es uno de los hitos más reconocidos de la prolífica carrera de una de las artistas más influyentes de los siglos XX y XXI. Este verano se muda al patio del Palacio de Buenavista del Museo Picasso Málaga para presidir una muestra retrospectiva sobre la creadora parisina. Más de un centenar de obras elaboradas a lo largo de siete décadas componen la exposición “He estado en el infierno y he vuelto”, un tercio de ellas expuestas por primera vez en Málaga.
Bourgeois se abre al público malagueño en, precisamente, el espacio dedicado al genial pintor malagueño, de cuya obra se quedó prendada en el MOMA de Nueva York en 1939. Con muchos puntos en común en sus prolíficas carreras, no existen datos sobre un encuentro entre Picasso y Borgeois. Ambos crearon más fuera que en su país natal y la innovación y experimentación les acompañó en su camino. Y ambos han marcado un antes y un después para generaciones venideras.
La memoria, la sexualidad, la maternidad, las relaciones humanas y la búsqueda de equilibrio son algunos de los temas que la artista abordó a lo largo de su vida, siendo una adelantada en el arte feminista, tal y como ensalza la comisaria de la muestra Iris Müller-Westermann.
La pinacoteca aprovecha la oportunidad de albergar esta colección para ahondar más en el papel de la artista, a través de seminarios, mesas redondas y talleres que abordarán además el papel de la mujer en la historia del arte o la creación artesanal inspirada en sus obras.
