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Feliz XXI

Vivimos la gran crisis de nuestra vida, con que fabularemos frente al fuego de aquí a unos años, cuando la coloquemos en el nivel de anécdota

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  • Uso de mascarillas -

Así, sin más, con un Feliz XXI se me ocurrió saludar a mi gente la entrada del 21. La llegada del nuevo año, que no la muerte con cuenta atrás del innombrable, nunca tan esperada ni ansiada desde el 75 como hasta ahora. Y es que después de lo que hemos sufrido -cinco muertos por esto y aquello en mi círculo más cercano-, me parece poco mostrar buenos deseos sólo para 365 días y quiero y pido a mis imprescindibles se tomen cuanto queda de XXI para enmendarse la plana y echarse desatados avivir.

Echando la vista atrás, me doy cuenta que lo que hasta ahora he vivido no han sido mas que secuencias pintorescas que han llegado a mi vida trastabilladas y sin control real y que se han impuesto por aquello que algunos dan en llamar fuerza del destino, con un “determinismo” del que nos zafamos con determinación o nos inyecta -sin permiso- la eutanasia en vida. Es difícil protagonizar tu propiabiografía -quedará escrita en pasado, la redactas en presente y decantará tu futuro- y, ante la dificultad de conjugar tanto tiempo verbal, supongo que para hacer boca, con la intención ya basta. Y esa intención reclamo a todos mis queridos y a ella apelo.

No me hagan caso, pero creo que no es motivo para amar a nuestra pareja el sólo hecho de despertar cada mañana junto a ella, ni que sintamos la necesidad de proteger a nuestros hijos sólo por haberles tenido tantas veces patas arriba, cogidos de los tobillos, indefensos y con el culo al aire. Ya les digo, ni caso, pero creo que tantas veces nos dejamos llevar por las aguas rio abajo que ni somos conscientes ni disfrutamos del dulce mecer del río y, a lo más, procuramos -a unas bravas- no descalabrarnos con las piedras.


Nuestras vidas consisten en sobrevivir, pasar sin pena, cruzar sin gloria. Dejar atrás un cadáver aparente, casi de buen ver o, al menos, sin heridas que resulten demasiado groseras; las justas, si, para dejar definido el orto y nuestro ocaso grabado en mármol; poco más.

Vivimos la gran crisis de nuestra vida, con que fabularemos frente al fuego de aquí a unos años, cuando la coloquemos en el nivel de anécdota que siempre otorga el pasado y,hay que  aprovechar de esta brutal crisis su enorme oportunidad. No dejaré que un destino sin autor hile el resto de mi vida, eso que ocurre mientras hacemos otros planes yel relato y la ficción que de ella nos cuentan. Pretendo escribirla yo y a todos apelo:queriday respetadalectora,  respetado y querido lector, dejen de leer; comiencen a novelar.

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