Denuncian la falta de un protocolo y de medidas de protección para actuar en estas dependencias
Como otros servicios esenciales que continúan funcionando las 24 horas del día pese al estado de alarma decretado, las cárceles tampoco paran. El problema, tal y como denuncian funcionarios de prisiones a este periódicos, es que cada día van a trabajar con el miedo en el cuerpo de que en cualquier momento en estas dependencias, especialmente en Puerto I, se produzca un contagio masivo. Los funcionarios denuncian que las medidas de protección más que precarias, son prácticamente nulas, pues en ningún momento han contado siquiera con gel desinfectante, al igual que las mascarillas y los guantes, un “privilegio” que no está al alcance de casi ninguno de ellos.
Han reclamado hasta la saciedad los equipos de protección e incluso se ha dado el caso de compañeros que se han negado a hacer un cacheo a un interno que venía de Madrid por carecer de guantes. En enfermería tampoco hay termómetros para medir la temperatura. La falta de protocolo es tal que los propios reclusos, que continúan reuniéndose en grupo en el comedor y en el gimnasio temen contagiarse. “Llegamos de estar confinados, tenemos hijos y es volver a entrar y poner el contador a cero”, señalan.