La alerta sanitaria ha dejado al descubierto otra pandemia mucho más amable y necesaria en tiempos de coronavirus: la de la solidaridad ciudadana. Vecinos, hermandades y familiares de sanitarios, cansados de sentirse impotentes ante la denuncia masiva de falta de mascarillas, han decidido tomar la iniciativa y aprovechar el confinamiento para acciones productivas. ¿Cómo? Fabricándolas artesanalmente tras asesorarse y empamparse de tutoriales y adquirir el material necesario para su confección. De esta manera, ponen su granito de arena para ayudar al personal sanitario del Hospital de Jerez y a los centros de salud. Ayer mismo, el taller de costura de la Hermandad del Perdón recogió el material de mercería Toro y tejidos Trapos, con los que colabora la cofradía, para empezar a repartirlos entre las más de 20 hermanas que semanalmente se reunían para coser y otras actividades.
Tal y como explica la hermana mayor de El Perdón, Eva Castañeda, la idea surgió en el grupo de WhatsApp que tienen las mujeres cofrades de este taller. “Viendo todo lo que estaba pasando, nos preguntamos por qué no podíamos ayudar y fabricar mascarillas; así que nos pusimos a hacer indagaciones en centros de salud para saber el material necesario y desde esta mañana (por ayer) hermanos voluntarios han recogido el material y lo han empezado a entregar en las casas tomando las medidas de protección adecuadas”, explica.
Conscientes de que urgen, el reto, tal y como señala, es elaborar más 2.000 y piensan hacerlo este mismo fin de semana aunque no levanten la vista de sus máquinas de coser. “Tienen tiene su truco y su cosita, pero nos hemos informado bien y le estamos poniendo muchísima ilusión. Las hermanas no paraban de llamarme para decirme cuándo les iba a llegar la tela”, señala Castañeda, para quien esta “Cadena azul de solidaridad desde la Ermita de Guía” como lllaman a la iniciativa, evidencia una vez más que las hermandades “estamos al servicio de la sociedad".
Pero esta oleada de solidaridad no sólo llega a nivel de hermandades, también en comunidades de vecinos y a título particular. Es el caso de Royal Golf, donde casi de forma automática, residentes que incluso ni siquiera conocía, se presentaron en casa de una de sus vecinas, sanitario en el Hospital de Jerez, con guantes, mascarillas y material de protección. Lo hicieron después de leer un WhatsApp suyo en el grupo de vecinos donde advertía de la falta de material. A la mañana siguiente, otra vecina le llevaba casi 40. "Son mascarillas confeccionadas con telas de algodón, tienen una abertura superior y entonces metemos un filtro que son como unas toallitas que las metemos dentro y esas son las que vamos desechando; pero las mascarillas de tela te sirven de barrera y luego las lavas con lejía", explica esta sanitaria agradecida por este gesto.
"Todo empezó en el grupo de vecinos de mi urbanización, en el que yo nunca me meto, pusieron una historia de que no había mascarillas en el Hospital de Jerez, es un hecho real, y algunos pusieron comentarios de que eso era un bulo; entonces ya intervine yo y dije que sí, que yo estuve en un turno de 14 horas con una única mascarilla". "Fue impresionante -continúa explicando, emocionada- al rato tenía en casa a un vecino trayéndome mascarillas, otro una caja de guantes...y vecinos que no he visto en mi vida. Y de pronto esta otra vecina que ha confeccionado las mascarillas me vino por la mañana con 38. Se ha debido pasar toda la noche haciéndolas". El jueves le tocaba librar por la tarde, pero sabe que estos días una mano más es imprescindible y fue a trabajar. Aprovechó para repartir mascarillas entre compañeros de su turno y de otros servicios. "Y aquí las tengo para los turnos de noche para que la gente pueda por lo menos tener algo al menos para protegerse", añade.
Humberto Otero, nuestro ultraman jerezano, trabaja como auxiliar de enfermería en el Hospital de Jerez. También lleva días denunciando la falta de mascarillas. Esta semana su familia también se puso manos a la obra y una prima suya le llevó guantes, mientras que Chely, su madre, le confeccionó 15 mascarillas para él y sus compañeros y piensa seguir haciendo más. Esta oleada de solidaridad no cesa.