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Jerez

La Piedad trajo a noviembre una vieja tarde de ‘sábado santo’

La extraordinaria de regreso a la capilla del Calvario recordó por momentos a los primeros años ochenta

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La Virgen de la Piedad regresó en la noche de este domingo a la capilla del Calvario después de haber permanecido en la basílica de la Merced desde el mediodía del pasado jueves. De este modo, la cofradía del Viernes Santo culminó los actos programados para celebrar el tercer centenario de la bendición de la imagen que tradicionalmente cierra la Semana Santa de Jerez.

Quizá sin pretenderlo, la Hermandad de la Piedad trajo a este mes de noviembre de 2018 recuerdos propios de la tarde noche del Sábado Santo de los primeros años ochenta, cuando procesionaba en soledad. La dolorosa no compartía en esta ocasión protagonismo bajo palio con las imágenes del duelo -al igual que ocurría entonces- y su pena fue aliviada en ocasiones con marchas que difícilmente van a volver a sonar un Viernes Santo, como Rocío o La Estrella Sublime.

Tampoco había otras cofradías en la calle ni madrugadas que sucedieran a la noche, toda vez que la llegada al Calvario se produjo casi como antaño. Tampoco fue la de este domingo una jornada de grandes multitudes, como tampoco lo era el desaparecido Sábado Santo. La Virgen de la Piedad estuvo siempre arropada, pero sin excesos.

La procesión partió de la basílica de la Merced al filo de las cinco y media de la tarde, para a partir de ahí buscar la iglesia de Santiago y continuar por la calle Ancha al encuentro con la iglesia de la Victoria y los titulares de la Hermandad de la Soledad. En la calle Merced, la Unión Musical Astigitana interpretó varias marchas de Germán Álvarez-Beigbeder coincidiendo con el cincuenta aniversario de su fallecimiento. Entre ellas no podía faltar Desamparo, que sonó junto al balcón de la que fuera casa del compositor jerezano.

Una vez en la iglesia de la Victoria, el cortejo subió Lealas para adentrarse en Juan de Torres y volver a aparecer junto a los muros de Santiago. En esta calle -tradicionalmente huérfana de cofradías- se lanzaron pétalos de flores a la Virgen de la Piedad. Quedaba la subida de Taxdirt -donde no faltaron las saetas- en busca de la capilla del Calvario. A las ocho y media de la tarde ya estaba la Virgen de la Piedad avistando su templo. Arropada por su gente y por muchos jerezanos. Aquello recordó tiempos pasados. Tiempos que quizá nunca volverán. 

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