“Esto es una invasión. Nos vamos a tener que ir y dejarles el barrio a ellos”, comenta un señor mayor, vecino de Las Torres, en una reunión en la sede vecinal de la asociación Bellos Horizontes este viernes al mediodía. Los ánimos están muy caldeados y al presidente del colectivo, Francisco Jiménez, y al administrador no les está resultando fácil recopilar los últimos incidentes y proponer la hoja de ruta a seguir.
"Esto es una invasión. Nos vamos a tener que ir y dejarles el barrio a ellos"Otra vecina, también de edad avanzada, lamenta la suerte que está corriendo esta barriada. “Es muy triste, porque la mayoría de los que vivimos aquí somos gente de bien, que llevamos aquí toda la vida y no estamos acostumbrados a esto ni a estas peleas. Se puede tener sus más y sus menos con un vecino, pero no hasta este punto”, señala. El episodio al que se refiere no es un malentendido ni una discusión cotidiana más. Hace una semana una bronca en el interior de uno de los pisos vacíos propiedad del banco que están ocupados de forma ilegal por varias familias de nacionalidad rumana terminaba convirtiéndose en una batalla campal en plena calle entre dos bandas. Los que fueron testigos del suceso aseguran que había armas blancas y palos y a uno de los implicados “le cortaron un dedo” con un cuchillo. Ocurría a media noche del pasado sábado y hasta la zona se desplazaban más de una decena de policías nacionales. Este altercado ha sido la gota que ha colmado el vaso para los residentes, que aunque aseguran que vienen detectando la presencia de personas conflictivas de la comunidad rumana desde hace meses, la situación ha empeorado desde el pasado enero cuando estas familias han ocupado hasta tres viviendas entre el bajo de la Plaza Solera, 3, donde vecinos han contado hasta 24 personas, entre adultos y algunos niños, y en otros bloques de Farruca 3 y Poda 2, por La Coronación. Entre estas últimas y otras dos de las que informan en la reunión, contabilizan al menos cinco inmuebles ocupados de forma ilegal.
Según relatan, en este mes escaso en el edificio de la Plaza Solera han roto en dos ocasiones las puertas del cuarto de los contadores para enganchar la luz. Una de las veces los pillaron in fraganti y les llamaron la atención. “Nos dijeron que les dejáramos la puerta abierta o que les diéramos las llaves, pero que ellos necesitaban luz”, explica este vecino, que asegura que en el edificio se ven en una tesitura complicada pues tampoco se atreven a plantarles cara por miedo a represalias ni quieren legitimar mirando para otro lado un comportamiento que no es legal. Lo peor de todo, tal y como alertan, es que a medida que pasan los días, estas personas se hacen con el “control” del barrio, dejando sus coches de alta gama en zonas donde está prohibido aparcar y reservadas para casos de emergencia. “Les dices algo y no te escuchan, y ya te da miedo insistirles”, dice otra señora mayor, que asegura que en 50 años nunca ha visto nada igual.
“Los vecinos al final están amenazados”, señala Jiménez, pues considera que con su actitud intimidatoria les están haciendo ver que pagarán las consecuencias si les ponen trabas. “Como si esto no fuera bastante hay varios vecinos que han visto a estos individuos paseándose con escopetas por la barriada, con lo que la gente además de estar asustada está muy nerviosa. Cualquier día va a ocurrir algo gordo si no ponemos remedio a esto. Esto es ya insoportable”, denuncia, tras alertar de los últimos robos en bares de la zona y otros intentos en otros negocios. Creen que todo está relacionado y que la Policía no está a la altura de la problemática que están sufriendo. “No hay presencia policial ninguna. ¿A qué van a esperar?La Policía está para disuadir y vigilar...llevamos años alertando de inseguridad”, advierten indignados.
Estudian acudir al juzgado y formar patrullas nocturnas
Hace un año, a una vecina de uno de los pisos de la Plaza Solera de Las Torres le entraron en su casa cuando estaba sola y en cama. Tenía problemas de movilidad y cuando “sintió la llave” pensó que era uno de sus hijos. Sin embargo, el silencio con el que respondían a sus preguntas desde el cuarto preguntando quién era le hizo temerse lo peor. “Intenté llegar como pude al salón, arrastrándome por el suelo y vi a un hombre muy alto vestido de negro de espalda. Ya se iba. No le vi la cara”, relata. Afortunadamente, esta mujer solo echó en falta una tarjeta bancaria que había en la mesa del salón y que le acababan de enviar del banco. “No estaba activada. Pero, ¿y el susto que yo me llevé?Cuando la Policía me dijo que si me habían robado algo más se lo dije a ellos ¡Y si me roban la vida en mi propia casa!". El testimonio de esta vecina ilustra la impotencia de uno de los barrios más populares de Jerez, que siente que en los últimos años se lo están ‘robando’.
Cansados de esta situación, han decidido tomar cartas en el asunto y además de enviar un escrito a la alcaldesa en el que describen detalladamente todo lo que están pasando, ya se están planteando adoptar una serie de medidas como presentar una denuncia en los juzgados, acompañada de un escrito con firmas de los vecinos, e incluso formar patrullas vecinales nocturnas “para frenar estos abusos”. También sopesan convocar una manifestación ciudadana en el barrio para dar la voz de alerta de lo que está pasando, si bien hay residentes que reconocen su temor a que les pongan cara. “Es que incluso te da miedo bajar para ponerte en la protesta y que te vean porque nosotros tenemos mucho que perder y tienen el ancho del embudo para ellos”, lamenta otra residente.
No están dispuestos a que los incidentes de la pasada semana se vuelvan a repetir, y por ello mañana lunes el presidente de la asociación de vecinos acudirá a Comisaría para solicitar una reunión con el comisario jefe para pedirle que tome cartas en el asunto, como ya también ha hecho lo propio con la Policía Local. Lleva tiempo trasladando los hechos cada mes a la Mesa de Seguridad del Ayuntamiento, pero las soluciones siguen sin llegar. También están pendientes de reunirse con representantes del Banco Popular, propietario de inmuebles ocupados, para conocer en qué punto está el proceso de desahucio de estas viviendas y solicitarles que colaboren.
Robos y rejas forzadas en el centro de día
El centro de día de Las Torres está a pocos metros de la sede de la asociación de vecinos Bellos Horizontes, en la Plaza Listán. En estas dependencias llevan ya tiempo bregando con la presencia de menores conflictivos que se suben por el tejado durante la noche utilizando de parapeto un motor de un aparato de aire acondicionado y los coches mal estacionados en la acera. No obstante, en el último mes también han detectado que han forzado las rejas de una de las ventanas en hasta dos ocasiones y han robado en el almacén. Los vecinos y la propia dirección del centro sospechan que detrás de esta última acción puede haber adultos y ya no saben qué pensar.
‘Vender’ las llaves de los pisos vacíos
La ocupación de viviendas vacías, en la mayoría de los casos propiedad de los bancos, no es un problema aislado ni a esta ciudad ni a este barrio, pero los vecinos reconocen que nunca hasta ahora habían tenido que convivir con gente “tan conflictiva” como esta. Anteriormente, en uno de estos inmuebles había una chica separada del norte que vivía con dos hijos que acabó volviendo a su tierra. ¿Qué paso con el piso?”Esta señora cogió la llave y se la vendió a otro del barrio por 1.000 euros; el otro como no iba a vivir se lo vendió a su vez a otro; se dedican a eso, a cambiar cerraduras y vender pisos que no son suyos”, señalan. Esta práctica ilegal no es nueva en la ciudad y se da en viviendas públicas y vacías de San Juan de Dios y los pisos de la zona de El Titanic, en la zona sur.