El déficit de aparcamientos que aqueja a muchas zonas de Jerez trae de cabeza a los ciudadanos, pero llegar hasta el extremo de sacrificar una cena con los amigos en casa o no mover el coche ante los rodeos que tendrán que dar a la vuelta como mínimo durante media hora es el Padrenuestro de los más de 800 vecinos de la promoción de pisos de La Canaleja. Se trata de una de los residenciales de nueva construcción más numeros de los últimos años en Jerez pero la situación se ha vuelto insostenible estos tres años a medida que todos los pisos se han habitado. Teniendo en cuenta que la mayoría de los inquilinos tienen dos coches por vivienda y una plaza del garaje privado asignada, una buena parte de ellos lidian con este quebradero de cabeza a diario una vez que el reloj pasa de las ocho de la tarde.
Así lo han denunciado a este periódico los propios afectados, en su mayoría jóvenes, cansados de que el Ayuntamiento de Jerez, más concretamente el área de Movilidad no les dé una solución pese a las numerosas y económicas alternativas que les han planteado a lo largo de estos dos años. De hecho el tema es recurrente en las reuniones de propietarios ante la odisea que les supone llegar de trabajar y no tener dónde dejar el coche. Si además llueve, irremediablemente los residentes saben que ese día se tendrán que quedar en el barrio antes que sacar el coche. “Nuestros propios amigos nos dicen que quedar en su casa antes que venirse aquí a vernos porque puedes pasarte perfectamente tres cuartos de hora dando vueltas a la manzana y no encontrar ni un hueco libre; es desesperante”, señala Manuel. Su propio padre hace unos días optó por quedarse abajo en el coche montado esperando a que su mujer subiera a visitar a su nieta ante la imposibilidad de encontrar un sitio libre.
Cuando Ana vuelve de trabajar después de un turno de noche “me echo a temblar”. “Ante la desesperación de verme dando vueltas y vueltas he llegado a dejar mi coche a altas horas de la noche lejísimo, en otras barriadas de la zona”, comenta. El Plan B, si le cuadra con su pareja, es que él aparque fuera y cuando llega ella hagan el “trasvase” y dejen el coche donde llevan al niño pequeño a la guardería dentro y el suyo fuera. Y así hay un sinfín de historias. La que se lleva la palma, como denuncian los vecinos, es la que cada cierto tiempo sufren algunos residentes cuando amanecen con la sorpresa de que grúa se ha llevado sus coches o con multas de la Policía Local porque, desesperados, han aparcado en parte de la acera al llegar del trabajo tarde y tener que marcharse a primera hora. “Donde aparcan ni molesta ni impide la circulación, y hace menos de un mes multaron a varios coches otra vez”, se quejan. La administración de fincas que les lleva la comunidad ya ha trasladado al Ayuntamiento la solución que proponen los vecinos: habilitar uno de los laterales traseros como aparcamientos de batería y no en línea, como están actualmente. De este modo, calculan que cabrían el doble de coches de los que lo hacen ahora. De hecho, han llegado a plantear que ellos mismos paguen la pintura para señalizar las plazas, que es el único trabajo que supone esta actuación, pero Movilidad sigue sin pronunciarse.