Extraño aquel que llega a Jerez a vivir su Festival y no pasa por la Peña Luis de la Pica. Como el resto de entidades flamencas, el ambiente que se respira es familiar, con mucho sabor, donde cabe todo el mundo a pesar de que en algunos casos los espacios son bastante limitados. No es el caso del Pica, que tiene un patio ya icónico en el antiguo colegio Carmen Benítez de la calle Carpinteros, pleno barrrio de Santiago, en el que aficionados de todas las generaciones y nacionalidades pueden brindar con una copa de jerez con algunos vecinos o artistas del barrio.
La fiesta está prácticamente asegurada cada jornada, pues es efectivamente un rincón en el que lo espontáneo sucede incluso con grandes nombres del panorama flamenco que no dudan en participar de la juerga cuando se da. No hay que olvidar que era el lugar de encuentro para míticos como El Bo, Fernando de la Morena, Periquín, entre otros.
Con motivo del festival, además de tener sus puertas abiertas prácticamente todos los días, han diseñado una programación especial que comenzaba con el recital de Pedro Montoya El Chanquita y Rubén Martínez, el pasado domingo, y continúa con cursos de compás por bulerías de Juan Castro, celebrándose durante esta semana y la próxima hasta el final del certamen. El Día de Andalucía tienen previsto el recital de Juana la del Pipa y Dolores Agujetas, con la guitarra de Domingo Rubichi, también Triana Castro como artista invitada, pudiéndose adquirir las entradas en la puerta el mismo día del concierto allí mismo, bien es cierto que han informado que quedan pocas plazas disponibles.
Pero si hay algo que verdaderamente causa interés a los que vienen de fuera, por lo singular de la propuesta, es el curso de gastronomía gitana que imparte Rocío Jiménez. Ella, que atiende a todos los que llegan con sus mejores tapas y guisos, dedicará una hora y media diaria del 3 al 7 de marzo a enseñar a cómo se hacen a cuantas personas lo soliciten. Desde los chicharrones, hasta la berza jerezana o un puchero. Una iniciativa que cada vez gana más adeptos y que hacen del Festival de Jerez una muestra con un carácter propio en el que se dan la mano todos los elementos culturales de la ciudad.
