El apellido Berges irradia una impronta de mucho peso en Jaén. Lo sabe bien Miguel Ángel Berges Casas (Jaén, 1965), que ha heredado de su familia la misma pasión y querencia hacia su Jaén natal, pero también la modestia y la humildad para saber estar siempre en un segundo plano, alejado de los focos mediáticos. Es hijo de Miguel Ángel Berges Roldán, del que aprendió a amar la música (su padre fue el gran impulsor del Premio Jaén de Piano tras Pablo del Castillo), sobrino del gran arquitecto Luis Berges Roldán y nieto de Luis Berges Martínez, el artífice del plan del Ensanche de Jaén de 1929. Y de todos ellos dice haberse impregnado de la sapienza y también de la perspectiva histórica que le concede la autoridad necesaria para charlar y reflexionar sobre Jaén, su Jaén.
“La gran pieza que preside el entramado urbano en Jaén es la Catedral, que le da una singularidad especial y compleja a la vez”, señala Miguel Ángel Berges cuando se le pide que identifique un lugar que le atraiga especialmente. Y sobre la nueva batalla que ha emprendido el templo catedralicio para su declaración como Patrimonio Mundial lo tiene claro: “El gran espacio religioso del Renacimiento en España es la Catedral de Jaén, no me cabe ninguna duda”. Eso sí, considera que en esa aspiración no hay que descuidar de forma paralela el mimo necesario para el entorno de la seo jiennense. Algunas medidas ya están en marcha, como la recuperación de la calle Almenas. “Ahora se ha ganado en silencio, espacio, perspectiva, antes estaba encajonada”, apunta Berges, arquitecto del Ayuntamiento de Jaén desde hace casi dos décadas y, en la actualidad, director de la oficina técnica del plan o estrategia Edusi.
Más escéptico se muestra Berges sobre el impacto que el tráfico rodado tiene en el entorno de la plaza de Santa María. “Jaén no se pensó nunca para el coche, ni siquiera en sus planes de crecimiento”, señala Miguel Ángel Berges, que recuerda cómo al principio del siglo XX la carretera hacia Valdepeñas pasaba a escasos metros de la Catedral. “Tenemos una idiosincrasia de movilidad muy nociva para el tamaño de la ciudad que tenemos, el peso del transporte privado está en el 70% de la movilidad total de la ciudad y una gran parte de ese tiempo se emplea en buscar aparcamiento. El coche es el gran consumidor de energía de toda la ciudad, ninguna otra actividad consume más energía”. Y llegado a este punto, ¿es entonces más necesario que nunca el tranvía? “Más que nunca es necesario que haya un buen transporte público, con un buen servicio, así ganamos todos”, replica Berges.
El casco antiguo es otra de las zonas que ocupa y preocupa a este arquitecto jiennense. “Hace falta un plan, pero no sólo un plan de protección, sino un plan de acción e intervención que implique al espacio urbano, espacio abandonado, las personas, la movilidad, las zonas verdes y la relación de todo eso con el resto de la ciudad”. Y acotando la reflexión a la zona del Pepri, la más desfavorecida, Berges, tiene claro que es preciso un esfuerzo extraordinario “para evitar que esa zona acabe convirtiéndose en un gueto”. “Hay que intentar que la población se mantenga, pero que tenga un atractivo para vivir allí”, indica, y se muestra favorable a medidas como impulsar viviendas para estudiantes, recuperar lugares abandonados con pequeñas plazas ajardinadas. También apuesta por poner en valor el cerro de Santa Catalina con los yacimientos arqueológicos o recuperar el camino francés. En todo caso, Berges sostiene que la gran amenaza que tiene por delante la capital es la pérdida de población, constante en los últimos siete años. “El problema no es tanto el plan urbanístico de la ciudad, el principal problema y el gran reto de la ciudad es la alerta demográfica”, señala, tras recordar que el nuevo PGOU de Jaén se preveía para una población de 130.000 habitantes, y el último censo es de 112.999. Un envejecimiento que, a su juicio, repercute en el desarrollo económico de la ciudad.
Berges comparte el sentir de muchos ciudadanos de que a Jaén le ha pasado factura “la falta de sintonía” entre las diferentes Administraciones públicas a lo largo de las últimas décadas. “Eso ha sido un lastre, porque al final las ciudades no son moneda de cambio para los vecinos”. Y pone como ejemplo el caso de Málaga, donde la presencia de diferentes colores políticos entre instituciones no ha sido obstáculo para el desarrollo y la expansión de la ciudad. Pero Berges cree que es necesario también un ejercicio de autocrítica colectiva: “No tenemos que esperarlo todo de la política, ni de los políticos. Hay que confiar más en la iniciativa individual, hay que ser más proactivos, arriesgar más. La búsqueda del entendimiento siempre es más positivo que la confrontación”. Berges, que es también un excelente dibujante (es autor de las ilustraciones del libro de viajes dedicado a Nueva York por la editorial Tinta Blanca) apela a tener una visión más optimista sobre el futuro de Jaén.