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Jaén

La ‘arroba de aceite de Jaén’

La arroba y la libra de aceite ya estaban entre las pesas y medidas más usadas en España, como certificó la circular publicada en 1849 por la reina Isabel II

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  • Ánforas de aceite de Cástulo halladas en el monte Testaccio de Roma -

En 1849, la reina Isabel II dio orden de publicar una circular del Ministerio de Comercio, Instrucción y Obras Públicas para reunir las pesas y medidas del comercio más usadas en España. Y entre ellas se encontraban dos envases de hojalata, la “media arroba de aceite de Jaén” y la “media libra de aceite de Jaén”. Ambas se conservan en el Museo del Centro Español de Metrología en Tres Cantos. Esa alusión al aceite de Jaén durante el reinado de Isabel II, en el siglo XIX, es una de las muchas referencias al oro líquido jiennense durante la historia. Y es también una de las que se ha tenido en cuenta para justificar la petición de la declaración del Aceite de Jaén como Indicación Geográfica Protegida (IGP), como refleja el Diario Oficial de la Unión Europea del pasado 29 de enero. En ese documento se indica que es una constante histórica que el mercado y los consumidores perciben el término Jaén como sinónimo de buen aceite de oliva. Así, la presencia e importancia del olivo y su aceite en la provincia de Jaén en época romana y su demanda desde Roma quedan atestiguadas en una extensa literatura y arqueología. Y es aquí donde se alude al aceite de la región de Cástulo y al “enorme complejo industrial aceitero” de Marroquíes Bajos, que comenzó su andadura en época de Augusto y contaba con un complejo productor de aceite de oliva monumental, con seis prensas de grandes proporciones dispuestas en batería.

Y se señala también el hallazgo de ánforas en el Monte Testaccio, en Roma, con inscripciones cursivas del distrito fiscal de Cástulo. Además, en la ciudad ibero-romana linarense se halló un particular epígrafe grabado en piedra con el texto “Rescriptum Sacrum de Re Olearia”, que constituye el encabezamiento de un rescripto imperial sobre materia olearia atribuido a Adriano. Las características organolépticas del Aceite de Jaén se distinguen por sus “aromas a aceituna limpia, sana y fresca, recolectada antes del 31 de diciembre, donde los atributos amargos y picante están marcados”. Un aceite que, al menos en un 85%, debe proceder de la variedad autóctona Picual, que representa más del 90% de la superficie oleícola de la provincia. Como variedades secundarias figuran la Manzanilla de Jaén, Royal de Cazorla y Carrasqueño de Alcaudete (autóctonas) además de Hojiblanca, Arbequina y Picudo (no autóctonas). Prueba del prestigio que el aceite de Jaén tiene en todo el mundo, en 2009  la Asociación de Municipios del Olivo preguntó dónde se producía el aceite de oliva de mayor calidad, y el 63% contestó que en Jaén. Y en una encuesta anterior sobre la identificación de denominaciones de origen conocidas, el aceite de Jaén quedó en quinta posición de las nacionales y en primer lugar en Andalucía. 

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