El escritor Juan Eslava Galán presentó ayer su novela 'La  Segunda Guerra Mundial contada para escépticos' (Planeta, 2014), en la que el autor jienense se adentra en historias que pocos libros acostumbran a tratar. Siendo fiel a su estilo, en esta ocasión acerca “historias de gente anónima de la calle, que se ve implicada en una guerra tan terrible”, valoró Eslava.

En declaraciones a VIVA JAÉN, el escritor reconoció que “las guerras siempre se cuentan desde la perspectiva del que la hace” y que en su novela las historias de las personas que se vieron involucradas en la guerra amenizan la lectura de un libro lleno de historia y de anécdotas con las que se “salpimenta” el acontecimiento bélico.

El lector encuentra en el libro, un relato trepidante que se lee como una novela, pero sin dejar de ser historia rigurosa y documentada.  Entre otras historias, Juan Eslava Galán recoge la de la   bailarina judía que hizo un striptease antes de entrar a la cámara de gas. “Era una mujer hermosa de treinta años. Se desnudó haciendo un striptease antes de prepararse para entrar a la cámara de gas, donde sabía que iba a morir. Aprovechó un despiste de uno de los nazis vigilantes, cogió su pistola y lo mató. Me parece una forma muy digna de prepararse para morir”, comentó.

Entre risas, Juan Eslava compartió hechos surrealistas como que el exceso de tecnología de los alemanes hiciera que el submarino más moderno que tenían se hundiera al tirar de la cadena del retrete.

Este 2015 se conmemora el 70º aniversario del final de la Segunda Guerra Mundial. La historia ha permitido conocer grandes hitos como los turbios inicios del nazismo, el bombardeo de Pearl Harbor, el holocausto judío, la batalla de Stalingrado o el desembarco de Normandía, pero Eslava Galán se adentra en   historias como la de la posible homosexualidad de Hitler;  las astucias de Stalin; las cuatro amantes diarias de Mussolini; las vacilaciones de Franco; Himmler y sus SS buscando el Grial en España y las orgías en el bunker del Führer.

La presentación se desarrolló en el Instituto de Estudios Gienenses, que llenó el aforo ante un acto  programado por el Centro Andaluz de las Letras. El acto lo condujo el periodista Manuel Mateo Pérez.