Pensamos que la iluminación navideña es rentable, hay que ser comedidos en el gasto pero hay que crear ambiente e ilusión. Lo que no hay es que dar pena
El Ayuntamiento ha procedido este pasado fin de semana al encendido de la iluminación extraordinaria de Navidad, que según insisten en reiterar el alcalde Fernández de Moya y la concejal Nestares ha salido gratis una vez más. Se trata de una iluminación austera, siguiendo el camino de años atrás y en la que los responsables municipales parece que han seguido al pie de la letra las indicaciones de los sectores del comercio y de la hostelería. Por eso se explica que el casco antiguo haya quedado fuera de cobertura, y, lo que es más importante aún, la Plaza de Santa María donde se encuentra la Catedral, no haya tenido la suerte de contar aunque fuera con una decoración e iluminación simbólicas, tanto como se les llena la boca a todos con el apoyo incondicional. Parece que se tendría que haber demandado opinión de otros sectores, porque no se ha tenido en cuenta para nada el turismo navideño, que se puede llevar una pobre imagen de Jaén. Nos parece bien que se ilumine respetando la austeridad que aconseja la ruina municipal, no se puede establecer paralelismos con la Diputación porque la salud económica de las dos administraciones es bien diferente y porque el organismo provincial ha querido felicitar las fiestas con este gesto para culminar así los fastos del Bicentenario. Hay un debate en la calle y en las redes sociales sobre si es conveniente alegrar e iluminar las ciudades por Navidad. Nosotros estamos en que sí, que es rentable hacerlo, que hay que ser comedidos en el gasto pero hay que apostar por crear ambiente y sumar ilusiones. Lo que no hay es que dar pena