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Navarro: "No conozco a ningún profesor que se vaya a dar clase e intente con ello pervertir a nadie"

El obispo de Córdoba pide que se huya de la fornicación, a la que incitan los medios e incluso "algunas escuelas"

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  • El obispo de Córdoba. -
La consejera de Igualdad para Bienestar Social de la Junta de Andalucía, Micaela Navarro, ha tildado este viernes de "falta de respeto a muchos profesionales" del ámbito educativo la carta pastoral del obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, en la que afirma que "la incitación a la fornicación es continua en los medios de comunicación, en el cine, en la televisión, incluso hasta en algunas escuelas de Secundaria, dentro de los programas escolares"; por lo que ha asegurado que no conoce "a ningún profesor que se vaya a dar clase e intente con ello pervertir a nadie".

En declaraciones a los periodistas momentos antes de participar en un acto en Almería, Navarro, quien ha señalado que no trata de incluir a la totalidad de la Iglesia en este asunto; ha manifestado que cuando escucha opiniones de este tipo cree "que estamos volviendo al siglo XVIII" por lo que ha afirmado que "no se puede estar condenando permanentemente a la sociedad en su conjunto, a los medios de comunicación y a cualquier otro estamento que no diga única y exclusivamente lo que ellos piden".

Así, la consejera andaluza ha criticado las referencias realizadas por el prelado en el sentido de que "algunos responsables de la jerarquía eclesiástica" se han mostrado "un poquito tibios" cuando desde "todos los estamentos sociales" se les ha pedido que "condenen de manera total y absoluta" tanto los casos de violencia de género como de abusos a menores.

"Le hemos dicho que condenen rotundamente que condenen casos de pederastia que se han producido por algunos de los responsables también de la Iglesia y siempre han sido un poquito tibios", ha recriminado la titular de Igualdad andaluza, quien aboga por ser "más contundentes" a la hora de pronunciarse sobre determinados delitos y "estar en función de las circunstancias" ante cuestiones opinativas, puesto que "el que no se hable de determinadas cosas no significa que no forme parte de la vida de las personas".

En su carta, Fernández señala que "el Evangelio de Jesucristo tiene repercusiones en todos los ámbitos de la persona, también en el campo de la sexualidad", ya que ésta, "vista con ojos limpios, es el lenguaje y la expresión del amor verdadero, de un amor que no busca sólo su interés y su satisfacción, sino que es donación, entrega. Un amor que busca la felicidad del otro y que está dispuesto al sacrificio y a la renuncia. Un amor que tiene su ámbito y su cauce en el matrimonio estable y bendecido por Dios".

"La castidad --prosigue la carta-- es la virtud que educa la sexualidad, haciéndola humana y sacándola de su más brutal animalidad. Cuando la sexualidad está bien encauzada, la persona vive en armonía consigo misma y en armonía con los demás, evitando toda provocación o violencia. La castidad viene protegida por el pudor".

En cambio, "cuando la sexualidad está desorganizada, es como una bomba de mano, que puede explotar en cualquier momento y herir al que la lleva consigo. Y esto sea dicho para todos los estados de vida: para la persona soltera, en la que no hay lugar para el ejercicio de la sexualidad, para la persona casada, que ha de saber administrar sus impulsos en aras del amor auténtico, para la persona consagrada, que vive su sexualidad sublimada en un amor más puro y oblativo".

En este contexto, el obispo alude a la reciente publicación de un libro, "en el que una candidata a Miss Venezuela explica su experiencia con un título que lo dice todo: 'Virgen a los 30'. Precisamente, no alcanzó el título al que se presentaba por no aceptar la propuesta de la fornicación, que al parecer era una condición (no escrita) del concurso. En ella se ha cumplido esta palabra de San Pablo, y el libro se ha convertido en 'bestseller' entre los jóvenes y las jóvenes de su entorno, de nuestro tiempo".

En consecuencia, "es posible llegar virgen al matrimonio, aunque el ambiente no sea favorable. Es posible vivir una consagración total, de alma y cuerpo, al Señor como una ofrenda al Señor que beneficia a los demás. Es posible ser fiel al propio marido, a la propia mujer. Más aún, a eso invita la Palabra de Dios en este domingo, huyendo de la fornicación. Y la Palabra de Dios tiene fuerza para que se cumpla en nuestras vidas", dado que, además, "la gracia de Dios es capaz de organizar nuestra sexualidad humana y hacerla progresivamente capaz de expresar el amor más auténtico, el único que hace feliz a toda persona humana".

El obispo de Córdoba pide que se huya de la fornicación, a la que incitan los medios e incluso "algunas escuelas"
El obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, ha recordado la carta en la que San Pablo insta a los Corintios a huir "de la fornicación" y afirma que dicha palabra "parece dirigida a nuestro tiempo, donde la incitación a la fornicación es continua en los medios de comunicación, en el cine, en la televisión, incluso hasta en algunas escuelas de Secundaria, dentro de los programas escolares".

A este respecto y en su carta semanal, recogida por Europa Press, Fernández señala que "el Evangelio de Jesucristo tiene repercusiones en todos los ámbitos de la persona, también en el campo de la sexualidad", ya que ésta, "vista con ojos limpios, es el lenguaje y la expresión del amor verdadero, de un amor que no busca sólo su interés y su satisfacción, sino que es donación, entrega. Un amor que busca la felicidad del otro y que está dispuesto al sacrificio y a la renuncia. Un amor que tiene su ámbito y su cauce en el matrimonio estable y bendecido por Dios".

"La castidad --prosigue la carta-- es la virtud que educa la sexualidad, haciéndola humana y sacándola de su más brutal animalidad. Cuando la sexualidad está bien encauzada, la persona vive en armonía consigo misma y en armonía con los demás, evitando toda provocación o violencia. La castidad viene protegida por el pudor".

En cambio, "cuando la sexualidad está desorganizada, es como una bomba de mano, que puede explotar en cualquier momento y herir al que la lleva consigo. Y esto sea dicho para todos los estados de vida: para la persona soltera, en la que no hay lugar para el ejercicio de la sexualidad, para la persona casada, que ha de saber administrar sus impulsos en aras del amor auténtico, para la persona consagrada, que vive su sexualidad sublimada en un amor más puro y oblativo".

En este contexto, el obispo alude a la reciente publicación de un libro, "en el que una candidata a Miss Venezuela explica su experiencia con un título que lo dice todo: 'Virgen a los 30'. Precisamente, no alcanzó el título al que se presentaba por no aceptar la propuesta de la fornicación, que al parecer era una condición (no escrita) del concurso. En ella se ha cumplido esta palabra de San Pablo, y el libro se ha convertido en 'bestseller' entre los jóvenes y las jóvenes de su entorno, de nuestro tiempo".

En consecuencia, "es posible llegar virgen al matrimonio, aunque el ambiente no sea favorable. Es posible vivir una consagración total, de alma y cuerpo, al Señor como una ofrenda al Señor que beneficia a los demás. Es posible ser fiel al propio marido, a la propia mujer. Más aún, a eso invita la Palabra de Dios en este domingo, huyendo de la fornicación. Y la Palabra de Dios tiene fuerza para que se cumpla en nuestras vidas", dado que, además, "la gracia de Dios es capaz de organizar nuestra sexualidad humana y hacerla progresivamente capaz de expresar el amor más auténtico, el único que hace feliz a toda persona humana".

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