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El Puerto

Regresa la censura de antaño

Lo cierto es que una medida para controlar lo que se opine, además de coartar la libertad de expresión, es un acto dictatorial

Publicado: 13/11/2020 ·
10:03
· Actualizado: 13/11/2020 · 10:03
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  • Kiosko de prensa. -

Los que leen habitualmente esta columna saben que mi principal interés al escribirla es concienciar a las personas de que formarse bien es fundamental para desarrollar el espíritu crítico y la capacidad de razonar con la que poder enfrentarse a los retos que se presenten sin ser manipulados y engañados.

Para conseguir esa formación es necesario que el contexto sociopolítico le facilite al ciudadano la posibilidad de recibir una educación basada en principios morales y éticos sólidos, lo más alejados posible de sectarismos e ideas preconcebidas.

Hasta ahora nadie me ha impedido informar y advertir sobre cómo nos intenta engañar y manipular con el fin de conseguir que el conjunto de la ciudadanía pierda su capacidad de reaccionar ante las injusticias sociales y los vaivenes a los que nos tienen acostumbrados los políticos.

Cuando estos se unen a los poderes mediáticos y económicos para beneficiarse a costa de los ciudadanos, necesitan que estos permanezcan al margen de la información. Está claro que como yo (y mejor que yo) hay otros muchos empeñados en advertir sobre las mentiras y manipulaciones que nos acechan y en concienciar de la necesidad de formación para superarlas.

Sean o no profesionales de la comunicación y el periodismo, los que hacen esto en los medios de comunicación y en las redes sociales, son personas que están comprometidas con la verdad o que únicamente sienten la necesidad de dar su opinión, sea o no acertada.  

Pues bien, ahora quieren impedir que los ciudadanos se expresen libremente, quieren imponer de nuevo la CENSURA que padecimos en periodos más oscuros de nuestra historia.

Quien disiente de la realidad o de lo que supuestamente plantea la mayoría puede ser que se equivoque o simplemente que piense de manera diferente.

Pero impedirle expresarse con libertad implica a todas luces una CENSURA y justificarla argumentando un bien mayor para la sociedad es una falacia miserablemente demagógica, aunque se esconda detrás de decisiones democráticas para evitar la desinformación y por mucho que se le dote de un marco legal.

Lo cierto es que una medida para controlar lo que se opine, además de coartar la libertad de expresión, es un acto dictatorial y quien la implante, sea cual sea la tendencia política, es un DICTADOR que pisotea la auténtica democracia.

Además los que apoyen esto – les guste o no – serán partícipes de las consecuencias, ya estén movidos por intereses espurios o por ser unos desnortados incapaces de darse cuenta que les están pisoteando sus derechos y libertades. Da igual que el flujo de información sea controlado por un organismo amparado por el estado, que lo hagan empresas que trabajan para las redes sociales o que lo hiciera alguien al que llamasen descaradamente “censor”. No podemos dejar que nos callen. Fuerza y salud.

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