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El Puerto

Una puntada navideña

La media puntada

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Metidos estamos ya en la llegada de la Navidad, periodo que los cursis, los que se la cogen con papel de fumar, los acomplejados y los que se jactan de aceptar todas las culturas menos la cristiana llamarían fiestas de invierno, solsticio de invierno o ese cumplido felices fiestas, sin darse cuenta las criaturas que sin el humanismo cristiano no seriamos quienes somos.

Saliéndome del jardín tan grande como el del vino Fino en el que entre hay que destacar en lo negativo la derrota contra el Cádiz B de nuestro Racing, cuentan las crónicas que fue mas de lo mismo, poco juego, poco que se quedara en la memoria y digo cuentan porque no pudimos asistir ya que a la misma hora se presentaban en la sierra gaditana los mazapanes Ezcurra y el compromiso era ineludible.

Afortunadamente, los nervios de la afición no están puestos en el plantel, más bien en los despachos, llevamos 23 puntos y no creo que haya problema en la segunda vuelta para estar de mitad de tabla hacia arriba.

Se nos viene la Navidad, tiempos de abrazos, nostalgias, comidas de dimensiones bíblicas, y recuerdos para los que nos faltan, y que sin embargo, están juntos a nosotros porque la muerte nunca puede ser el final.

Se nos echa encima la Navidad y quiero enviarles a ustedes, queridos lectores, el deseo de tiempos mejores, que no se vea tanta tristeza en El Puerto como noto cada vez que uno pasea por sus calles.

Deseo mandarles abrazos a los porteros del Racing, encabezados por Antonio Balcón, mediadores al cortar el carnet entre un domingo anodino a las puertas del estadio y otro de pasiones y felicidad dentro.

A toda la junta directiva, que a veces no le gusta lo que escribo y otras sí, eso es que algo va bien en la Media Puntada, les pido paciencia y la certeza que cuando pintan bastos, no es nada personal.

Y no podré olvidarme de los conspiradores de la peña Akelarre, comen como si fuera el ultimo día y al Guadalete le hacen un cañito con las gargantas profundas, consiguiendo convertir el agua en fino con su demostrado portuensismo, y son mis amigos. Quiero que sepan que me hacen muy feliz y sin duda no los cambiaría ni por lo que sabemos oliendo a Chanel número 5.

Es Navidad... nace el Niño Dios, en un pesebre, entre pobreza sabiéndose Rey, tan lejos de codicias, celos y envidias... porque la muerte nunca puede ser el final, hasta el año que viene, si Dios quiere, Feliz Navidad.

 

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