Artículo de opinión de José Luis Bueno, IU El Puerto
La reciente decisión unilateral de Beardo de dedicar un parque público al exalcalde Hernán Díaz ha desatado una intensa polémica, y no es para menos. Las críticas de Ecologistas en Acción, Izquierda Unida, Marea Verde, Flave, la AVV Altos del Paseo, sus antiguos socios del PSOE, así como de muchísimos ciudadanos y ciudadanas, revelan el insulto que supone que nuestra ciudad ensalce la figura de una persona cuya gestión estuvo marcada por numerosos escándalos y arrastra condenas por prevaricación, cohecho, delitos contra la ordenación del territorio y blanqueo de capitales. Nada más y nada menos.
Hernán Díaz es responsable de un sinfín de decisiones polémicas que llevaron a la degradación de la política local. Su nombre está asociado a la creación de redes clientelares, el pelotazo urbanístico, el destrozo de nuestro patrimonio y nuestro medio ambiente, la permisividad ante la construcción de viviendas ilegales o la concesión irregular de servicios básicos. Reconocer su figura es un agravio, no solo para aquellos que sufrieron las consecuencias de su gestión, sino para la ciudad misma, que aún carga con las cicatrices de su mandato.
Por eso, es particularmente preocupante que Germán Beardo considere a Díaz como un modelo a seguir o, al menos, digno de homenaje. Lo es, además, porque Beardo ha dado sobradas muestras de que este tipo de conductas le importan poco. No actuó ante la investigación de la UDEF contra el exjefe de la Policía Local Rafael Muñoz Leonisio y el funcionario en activo José Manuel Camacho, ambos muy próximos al alcalde y su partido. En esa investigación declararon como testigos dos concejales del actual gobierno de Beardo: Carmen Lara y Jesús Garay. Este último también está siendo investigado por su supuesta participación en una trama de favores a presos de Puerto 3. Beardo no actuó en ninguno de los casos.
También lo dejó claro con el fichaje de Mila Pérez como directora del Servicio de Gran Ciudad, a pesar de estar acusada de prevaricación, falsedad y fraude a las administraciones públicas, con petición de siete años de cárcel y doce de inhabilitación por su gestión en el Ayuntamiento de Jerez, aunque se salvó por la prescripción de los delitos.
La decisión de Beardo blanquea la figura de Hernán Díaz y envía un mensaje alarmante sobre los valores que se promueven desde la administración local. Díaz será un referente para el Partido Popular (que lo expulsó), para Beardo, o para su asesor máximo, pero no lo es ni lo será para el Ayuntamiento de El Puerto ni para la ciudad.