El tiempo en: Alcalá la Real

El Puerto Cofrade

El Cristo de la Flagelación no llegó a San Joaquín desde el Convento de los Descalzos

Un documento encontrado por Luis Alba recoge que la Imagen del Cristo de la Flagelación está ligada la donación testamentaria en 1849, del Reverendo Don José Manuel Soutullo a la Iglesia Auxiliar de San Joaquín, desde donde pasó a su sucesora la actual Parroquia de San Joaquín.

Publicidad AiPublicidad AiPublicidad Ai
Publicidad AiPublicidad Ai Publicidad Ai
Publicidad Ai
  • FLAGELACION -

En el acto de la Entrega de nuestra XI Columna de Honor, a nuestro hermano Luis Alba Medinilla, (historiador) celebrado el pasdo sábado, se nos notificó de un documento que está firmado por un notario en que se acredita de donde proviene la imagen del Santísimo Cristo de la Flagelación.
        

Así se nos ha relatado:

"Hace unos meses, me encontraba en el Archivo Histórico Provincial de Cádiz intentando localizar algunos datos referentes a la Hermandad de la Soledad, de quien, casi todos lo que estáis aquí, sabéis que me encuentro ultimando su historia. A tal efecto solicité consultar el Protocolo Notarial del Escribano Público Portuense Don José María Palou correspondiente al año de 1849. Repasé detenidamente todo el índice del indicado libro, sin encontrar referencia alguna a lo que buscaba. Llamó, sin embargo, mi atención que, entre las escrituras en dicho tomo, aparecía una referida a una persona cuyo nombre era sobradamente conocido.

El nombre del personaje al que me refiero era el de JOSE MANUEL SOUTULLO GARCÍA, Sacerdote, natural de la Villa de Puerto Real. Mi interés por él derivaba de que en el año de 1840 había sido designado Secretario de la Junta de Gobierno de la referida Hermandad de la Soledad, para quien realizó un trabajo impecable durante muchos años. El personaje venía prestando sus servicios a la Iglesia como Cura Perpetuo de la Iglesia Auxiliar del Señor San Joaquín, dependiente de la Prioral, antecedente directo, como ya todos sabéis condición de Secretario de la Hermandad de la Soledad y de Cura de San Joaquín, jugó un papel destacado en el frustrado traslado de Sede Canónica de Victoria a dicha Iglesia Auxiliar. Nos consta también que fue Capellán del Centenario Convento del Espíritu Santo, tan querido por esta nuestra Hermandad, asistiendo en 1851 a la inauguración de su Iglesia, que es la misma que hoy conocemos.

 La escritura pública era el testamento del respetado sacerdote, otorgado el día 30 de diciembre de aquel año de 1849. En él declara ser natural de Puerto Real, hijo legítimo de Don Manuel Antonio Soutullo y de Doña Petrola o Petronila García, ya difuntos en aquella fecha.

 Establece que, a su fallecimiento, su cuerpo sea dado a la tierra, el cual sería sepultado en el sitio que se acostumbra a los Señores Sacerdotes que fallecen en esta Ciudad, y el entierro sería el que se acostumbra por la la Hermandad del Señor San Pedro, a la cual pertenecía, diciéndose las Misas que la misma Hermandad tenía establecidas. El Libro de Defunciones de la Basílica Menor de Nuestra Señora de los Milagros correspondiente al año de 1853 nos confirma, en efecto, su fallecimiento el día 3 de marzo, siendo enterrado al día siguiente con los ceremoniales propias de la Cofradía de San Pedro en el Cementerio campal de la Santa Cruz, que es el mismo actual. Tenía al fallecer 65 años y vivía en la calle Larga.

 Naturalmente en un testamento la parte sustancial es la disposición de los bienes propios para después de la muerte. En este caso no había mucho que decir, ya que declara que sus bienes consistían en los muebles y menaje de la casa, las ropas de su uso, algunas alhajas, y dice, los sueldos que me adeuda el Estado como Cura de la dicha Iglesia Auxiliar del Señor San Joaquín.

Y ya, entrando en la asignación de sus bienes para después de su muerte, ordena un legado a Doña María Dolores Miragón y Navarro, su sirvienta, de dos mil reales de vellón, y además todo el menaje de casa y ropa.

Exceptúa, sin embargo, las ropas de Eclesiástico, y una pequeña colección de imágenes religiosas que tenía en casa, que merece la pena le dediquemos nuestra atención.

Concretamente era titular de tres cuadros pintados al óleo, de San Antonio de Padua, de San José y de San Pedro, los cuales ordena entregar a su muerte al que me sustituya de Cura del Señor San Joaquín, para que sean colocados en el cuerpo de la Iglesia mediante lo haber sitio para ello.

Podemos indicar que aun hoy aparece en las habitaciones privadas de nuestro Señor Párroco un cuadro de San José, y en el despacho un cuadro designado como de San Pedro, que parecen corresponderse con los de este legado. No aparece la imagen de San Antonio de Padua, cuya conservación quizás no se creyó necesaria al existir una escultura del Santo en el Retablo del Sagrado Corazón.

 Y también era propietario de tres imágenes de escultura.

Una de ellas representaba a SAN JUAN NEPOMUCENO, una devoción centroeuropea que también en esta época se había desarrollado en España. Recordamos que en el Convento de las Madres Capuchinas de la Calle Larga había un altar dedicado a este santo. Respecto a ella ordena que sea entrada al Convento del Espíritu Santo para que allí se le diera todo el Culto que sea posible. Por las gestiones realizadas, como bien puede acreditar nuestro párroco, esta imagen no se ha conservado en el Convento, desconociéndose su paradero.

La segunda de las imágenes era un NIÑO JESÚS CON LA CRUZ, iconografía muy propia del siglo barroco y posteriores, que el testador ordena entregar a la Iglesia del Señor San Joaquín. No se ha conservado y no podemos encontrarla hoy en la Parroquia.

Y la gran sorpresa surge con la tercera de las imágenes de escultura, a quien su propietario, el sacerdote Don José Manuel Soutullo, identifica con la inequívoca mención de NUESTRO DIVINO REDENTOR AMARRADO A LA COLUMNA. Esta imagen ordena sea entregada también a la Iglesia Auxiliar de San Joaquín.

 Y de esta sorprendente manera, a la que de todas formas ya estamos acostumbrados los que nos dedicamos a investigar, aparece un rastro cierto de nuestro querido TITULAR el Santísimo Cristo de la Flagelación, concretamente la adquisición del mismo por nuestra Parroquia. Desde este momento debiera descartarse la supuesta procedencia desde el Convento de los Descalzos, que nunca me pareció aceptable a la vista de la documentación existente.

 Manifiesto pues aquí, públicamente mi convencimiento de que la aparición de la Imagen del Santísimo Cristo de la Flagelación está ligada a esta donación testamentaria del Reverendo Don José Manuel Soutullo García a la Iglesia Auxiliar de San Joaquín, desde donde pasó a su sucesora la actual Parroquia de San Joaquín.

 No quiero tampoco dar excesiva importancia a este descubrimiento pues, de todas formas, seguimos desconociendo la autoría, restauración de la Imagen para colocarle una nueva cabeza, e incluso la posibilidad de que representara en otra época una iconografía distinta. Es solo un primer paso, que abre como casi siempre nuevos interrogantes sobre, por ejemplo, como adquirió Don José Manuel Soutullo la Imagen. Dejemos tiempo al tiempo y la aparición de nuevos investigadores que puedan encontrar otos hilos en esta apasionante búsqueda.

Y solo me queda cerrar estas palabras con la referencia a un vínculo sorprendente que se nos ha manifestado entre la Antiquísima Hermandad de Nuestra Madre y Señora de la Soledad (450 años) y nuestra aun joven Hermandad de la Flagelación (poco más de 75 años). Fue un recordado Secretario de Gobierno de la Hermandad de la Soledad, el Reverendo Don José Manuel Soutullo García, el que donó a San Joaquín la Imagen que en el futuro sería adoptada como Titular por nuestra Hermandad.

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN