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El jardín de Bomarzo

Dos bodas y un funeral

Los resultados que han arrojado las municipales en El Puerto han disparado la rumorología sobre qué sucederá ahora en cuanto a si habrá acuerdos de gobierno y con quién, o no.


En principio, y así parece que lo entiende la cúpula regional del PP, lo lógico sería que se reeditara el pacto que durante estos últimos cuatro años han mantenido los populares con andalucistas, si bien el buen resultado cosechado por Antonio Jesús Ruiz hace que desde el PP se mire con cierto recelo reeditar un acuerdo que al PA, amparado en el gobierno, le podría convertir en contrincante directo dentro de cuatro años. Eso y el previsible coste del mismo pesan en la decisión que debe tomar Enrique Moresco, a la vez que lo hace el posible entendimiento provincial que alcancen ambas formaciones en otros ayuntamientos donde les cuadran las cuentas. Esa sería la primera opción de boda.

La segunda, menos gustosa, es intentarlo con IP, posiblemente más barata en concesiones pero cara a medio plazo por los procedimientos judiciales abiertos que tiene la formación que lidera Silvia Gómez, por un lado, y porque el propio electorado del PP asimilaría aparentemente muy mal un acuerdo de gobierno con quienes durante años han mantenido una agresiva oposición política.

IP, además y a pesar del buen resultado cosechado, aceptaría en principio de buen grado entrar en el gobierno porque entiende que otros cuatro años en la oposición y sin una marca potente les llevarían casi a la desaparición. En el PP hay quien defiende esta opción porque el coste electoral con respecto a la otra opción es menor, pero a la mayoría se les hace duro ponerse una venda en los ojos durante toda la legislatura. Y el funeral, utilizando la metáfora, se le reserva a un gobierno en minoría tal y como defienden, precisamente, una minoría. Con catorce votos en la oposición ya hay quien propone el reparto para los cuatro que la formarían el control de las empresas municipales y, con ello, la asfixia definitiva para un gobierno que de este modo sería incapaz de avanzar en casi nada. Habrá entendimiento y será pronto. Solo falta poder definir el cómputo del ajuar y con ello el acompañante en el altar o, llegado el caso e inspirados por un momento valiente, aventurarse en solitario a través de un desierto con caminar y futuro incierto.

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