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El jardín de Bomarzo

Competentes y competencias

Decía el presidente Pepe Griñán el pasado miércoles en la presentación del nuevo canal www.andalucia.org que para que los profesionales que hacemos Andalucía, que somos todos y cada uno de nosotros, seamos competitivos, antes debíamos ser competentes y, de este modo, llegaría la competitividad que a efectos de productividad necesita esta comunidad como agua de mayo.

Esa es la idea básica de lo que han denominado Comunidad Turística de Andalucía, que pretende convertirse en la mayor red social de turismo de toda España con el objetivo de impulsar la que sin duda es la primera industria de la región. Pero el concepto va más allá y como una pieza del puzzle encaja en el modelo de gestión que está intentado implantar este nuevo Psoe andaluz a través de programas como Andalucía Sostenible que, mejorable y con matices, desgrana lo que debe ser una Andalucía más competitiva a través de una gestión más competente.

Y en base a eso llega la aplicación de la nueva ley, aprobada el pasado mes de junio, que establece el nuevo marco jurídico para los ayuntamientos y fija las competencias municipales y la financiación con el objetivo claro de reforzar el autogobierno. Los ayuntamientos asumirán un total de 29 competencias nuevas que antes eran de la Junta y para lo cual tienen personal suficiente y contarán con fondos autonómicos en materias como asistencia social e, incluso, escolarización, entre otras. Acertado es si bien se hace, entre otras razones porque el ciudadano con un problema acude a su Ayuntamiento y cuando éste le dice que solo puede resolver Sevilla, entre este ciudadano y la solución se crea un desierto la mayoría de las veces insalvable. Al no haber cercanía, el problema se encona, el ciudadano se enfada y el Ayuntamiento lo padece.

Cuestión aparte es qué sucederá con la estructura provincial de delegados que hasta ahora ha tenido la Junta, aunque es obvio preveer que si muchas competencias recaen en los ayuntamientos y que hoy las delegaciones provinciales apenas tienen poder ni financiero ni ejecutorio, su reestructuración en base a una notable reducción es solo cuestión de tiempo. Menos estructura y un mejor reparto de competencias. Más competentes para ser competitivos. Esa es la cuestión.

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