Tino siempre es Tino, fiel asimismo como pocos. Su sello inigualable y su personalísima interpretación del Carnaval le hacen compartir emociones más allá de los tipos con los que acuda al Falla.
Justifica el apellido Cádiz, el que le pone a cada comparsa después de desplegar todo cuanto a Tovar le enamora. Buen piropo a la ciudad.
El ángel más gaditano y más flamenco no podía sino traer el recuerdo de Camarón pero con un guiño a la triste realidad con la que vive la Chispa, la esposa del isleño.
De más a menos, la comparsa decae según va avanzado el popurrí que encuentra en parte el reconocimiento del público.