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Desde la Bahía

La desilucionante realidad

Pero el tiempo pasa, la vida se nos va y las señales de que llegaremos a conocer "el todo", queda para la esperanza de la nueva generación

Publicado: 20/11/2022 ·
13:40
· Actualizado: 20/11/2022 · 13:40
Autor

José Chamorro López

José Chamorro López es un médico especialista en Medicina Interna radicado en San Fernando

Desde la Bahía

El blog Desde la Bahía trata todo tipo de temas de actualidad desde una óptica humanista

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Hay algo que subyuga en el avance de los conocimientos astronómicos. Es tan ínfima la tierra en el universo, que es casi imposible el pensar que es solo en ella donde hay pensamiento, inteligencia y reflexión. Precisamos conocer si hay algún vecino viviendo en este enorme edificio, al que cada día se le añade un piso más. Tanta iluminación estelar, para un cuarto vacío, sin mesa, libro y estudiante al que alumbrar, tanto espacio sin ocupar, mientras en la tierra hay pleitos por un metro más o menos de terreno. Alguien tiene que explicar el cómo y el porqué de todo esto. Todas las miradas convergen hacia el Dios del Génesis. Pero hay un mutis teológico exagerado que suena a prisión permanente no revisable, aunque se confía, en que aquel delito del "bocado de la manzana" y aquella sentencia de "comerás el pan con el sudor de tu frente", sean finalmente derogables. El poeta romántico diría que por ello daría la rosa su aroma y su color, el viento su fuerza huracanada y el mar dejaría de ser el homicida de tanto naufrago.  

Pero el tiempo pasa, la vida se nos va y las señales de que llegaremos a conocer "el todo", queda para la esperanza de la nueva generación. Y así sucesivamente. Nos conformaremos en la actualidad con saber que en un primer periodo del origen del universo conocido como inflación (curioso y conocido vocablo en la actualidad) este pasó de ser un simple punto en el espacio a una dimensión un "octillón" de veces más grande y lo hizo en el increíble tiempo de una trillonésima de segundo. Se cree que a partir de ahí su expansión fue menos rápida, aunque violenta. Es lo que denominamos la teoría del Big-Bang.    

Mientras tanto, en este espacio de cinco continentes y amplios mares y océanos, la soberbia sigue desconociendo o despreciando la humildad y la avaricia se ha envuelto en la ansiada túnica de "el pelotazo". Las relaciones humanas cada vez se mudan más a los hemiciclos donde predomina el enfrentamiento, el resentimiento y el odio más o menos solapado o claramente  violento, sin que la comunidad sea capaz de señalar al - o los - responsable, bien por indiferencia o por no verse represaliado. Las cañas se han doblado ante el viento del poder y sus leyes eólicas y en vez de oponerse, aunque acaben rotas, prefieren genuflexionarse y besar el suelo. La esclavitud al mando único ha vuelto, aunque con auto, chiringuito y playa. El animal se ha impuesto y ahora en vez de "pan y circo" hay pacharán y playa de perros. Todo dentro de la absoluta obediencia al idealismo imperante. 

Cuando la intención de dominio se lleva a cabo ofreciendo múltiples dádivas monetarias y exponiendo con elocuencia viperina que el poder emana del pueblo, que goza de total libertad, el ciudadano que día a día "arrima el hombro" para ganar su soldada, piensa en qué lugar de la clasificación de las dictaduras está inmerso su gobierno. En la amalgama creada por la afirmaciones y negaciones que en un corto espacio de tiempo se hace de los mismos hechos, la confusión amenaza con acabar por creerse las personas de a pie, que están progresando hacia la idiotez, dado el ayuno de instrucción que quieren exponernos.    

En la actualidad ya no es posible discernir claramente entre sedición, alzamiento público y tumultuario, rebelión, manifestación, algarabía, violencia o libertad de expresión en la calle. La sedición ha adquirido la cursi definición de "desorden público agravado", lo que parece indicar que la manifestación es un "desorden público" no agravado. La blasfemia se considera libertad de expresión y el insulto de palabra, en realidad es una forma descortés de relacionarse con los demás. El complot pasa a ser apoyo incondicional, pero tiene su sombra en el refranero español, donde se dice que "cómplice y asesino, van por el mismo camino".  Se lleva a cabo un referéndum unilateral de independencia, que intenta pasar como un noble ensayo. Malversación y corrupción quieren cubrirse con un velo de inocencia y la Ley de "solo el sí es sí" se promulga sin pensar en sus consecuencias. Pero es a los jueces a los que se les crítica y descalifica tildándole de no saber aplicar e interpretar las leyes, de no cumplirla. Pero ellos no son el poder legislativo. Las leyes se construyen y aprueban en los parlamentos y son estos los responsables, no los que tienen la potestad de administrar la justicia.  

Estas cosas, aunque parecen exageradas o de difícil realidad, ocurren en este punto perdido del universo donde además el amor de los padres hacia sus hijos a los que criaron con enorme mimo, alegría, paciencia y dedicación absoluta, se les quiere impedir por Ley, que una hija suya que se enfrenta a terminar con la vida de un feto, ni tenga que pedirle a ellos ninguna licencia a pesar de tener edad inferior a los dieciséis años y ni siquiera que éstos puedan influirle con sus principios, su conocimiento o su experiencia a lo que su púber vástago quiera realizar.

Me admiró el pasado martes, en una conferencia a la que asistí, el conocimiento que vamos acumulando en el estudio de las estrellas. Lo inimaginable, se puede palpar. Pero todo el avance desmesurado que vamos consiguiendo, siempre choca con el muro de las relaciones humanas, donde cada día se va amontonando mayor número de basura demagógica, áspera, resentida u odiosa, que van restándole altura y acabaran por anular su presencia y la firmeza con la que fue creado. ¡Ay quien pudiera separar la palabra universo en "uni" y verso", es decir en un verso único romántico y sin desamor!  La Deidad es el único "nebrija" todopoderoso.    

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