El Real Madrid sumó su undécima victoria (75-82) en la Liga Endesa y, contados los de competición europea, igualó, con 23, el récord de triunfos en un arranque de temporada, pero para lograrlo tuvo que perseguir durante 35 minutos en el marcado a un Valencia Basket que le llevó al límite.
Iguala, de esta forma, el balance de 23-0 que estableció el Real Madrid de la campaña 1960-61 dirigido por Pedro Ferrándiz y con Pepe Laso, padre del actual entrenador madridista, como jugador.
El Valencia arrancó el choque dispuesto a tutear al Real Madrid y le costó apenas un minuto demostrarlo. Un parcial de 8-0 encendió a una Fonteta repleta y desconcertó a su rival, incapaz con su defensa de hacer descender el acierto en el tiro exterior de los locales.
Tampoco lo logró un tiempo muerto de Pablo Laso, al que el Valencia respondió con otros dos triples, uno de Pau Ribas y otro de un desatado Van Rossom. Con su equipo contra las cuerdas (21-8, m. 8), el técnico vitoriano hubo de recurrir a Sergio Rodríguez y Jayce Carroll.
El base canario logró abrir el camino hacia el aro y el escolta estadounidense ensanchó el radio de peligro del Real Madrid pero la movilidad de Ribas y la entrada en la pista de Oliver Lafayette permitió a los locales compensar el movimiento.
En un nuevo intento de cambiar el guión, los visitantes enseñaron una defensa zonal pero de nuevo les valió de poco. La seguridad en el tiro de Rafa Martínez permitió dejó sin premio los esfuerzos madrileños y el Valencia llegó al descanso con una prometedora renta (45-31, m.20).
El paso por los vestuarios serenó al Real Madrid. La sobria dirección del hasta entonces inédito Draper dejó espacio para que luciera la calidad de Mirotic y Rudy, que sólo necesitaron cinco minutos para reducir su desventaja hasta tener a los locales a tiro (49-46, m. 25).
De nuevo el Valencia pareció encontrar el antídoto adecuado. Los triples de un certero Lafayette le sostuvieron en los peores momentos y, pasada la tormenta, la aparición de Bojan Dubljevic bajo los aros le permitió coger aire antes de entrar en el último cuarto (63-55, m.30).
Pero el desgaste local y la perseverancia visitante acabaron por aliarse. Un par de tiros de Carroll elevaron de nuevo la presión visitante y, finalmente, un triple de Llull puso por delante al Real Madrid (65-67, m.35).
Lishchuk, inmenso todo el partido, frenó el despegue de los visitantes y el encuentro se vio abocado a un final apretado. De nuevo Llull, desde la línea de 6'75, dio a su equipo el aire que ya le faltaba a un Valencia que no conseguía conectar a Justin Doellman, su principal referencia ofensiva esta campaña.
Una última penetración de Ribas alargó el sueño local unos segundos pero el partido acabó por enturbiarse. Con el balón parado, Rudy le pegó una patada a Sato en el tobillo, el centroafricano se la devolvió segundos después y la tensión se disparó.
Tanto, que una vez acabado el choque, con el triunfo ya en el bolsillo del Madrid, hubo un amago de tangana en el centro de la pista y los jugadores locales 'invitaron' a sus rivales a retirarse al vestuario.