El sueño olímpico de Madrid volvió a chocar contra el negocio de una 'empresa privada' como el Comité Olímpico Internacional (COI), integrada por una reducida elite insondable y con intereses comerciales más allá de los deportivos, tras la 'derrota' en la votación por la sede de los Juegos de 2020 en la 125 Asamblea de Buenos Aires, que ganó Tokio y su proyecto vanguardista que se construirá bajo los sólidos cimientos del yen.
Ésta era la impresión de los responsables de Madrid 2020 y de los directivos de federaciones y deportistas en el cóctel de despedida de la candidatura, apenas unas horas después de la decepción de caer eliminado tras el desempate con Estambul en el primer turno de las votaciones. "El COI no nos quiere, Madrid no es un negocio para ellos. ¿Cuántas obras hay que hacer en Madrid? ¿Cuántas en Tokio?", apuntó un presidente federativo buscando respuestas a la 'derrota'.
Las caras de desilusión del 'staff'' de M2020 eran las mismas de hace 4 años en Copenhague, cuando Río de Janeiro y su mapa de los primeros Juegos en Sudamérica golearon (66-32) a Madrid 2016 y su 'corazonada'. "Como en 2016 esta vez no ha habido partido. No tuvimos opción en ningún momento. El momento de Madrid fue en 2012", señaló otro responsable federativo en uno de los múltiples corrillos.
El Madrid austero sin grandes infraestructuras por construir, con instalaciones temporales a imitación de Londres 2012, no convenció al COI, que prefirió un proyecto moderno y compacto aún por hacer gracias a los 4.500 millones de dólares del fondo de reserva previstos por el gobierno de Shinzo Abe, y los intereses comerciales que reúne una de las principales economías del mundo en franco crecimiento.
Madrid 2020 podía asumir una derrota contra el gigante asiático, que albergará sus segundos Juegos Olímpicos tras los de 1964, pero no de la forma en la que se produjo. "Nos han puesto a la altura de Estambul y sus revueltas sociales, con muchos casos de dopaje en el último mes y que puede sufrir las secuelas del conflicto sirio. Y encima, nos han ganado", dijo perplejo uno de los arquitectos de M2020.
La capital no contaba con los votos de algunos de sus colegas europeos, caso de Francia, Alemania e Italia, que podrían haberse procurado con una opción de tener los Juegos en 2024 y no les interesaba por la regla no escrita de la rotación continental que Madrid los organizara 4 años antes. Pero no entraba en sus cálculos caer antes de la final. "Yo pensaba que podíamos ganar, incluso por mayoría en primera ronda. No lo entiendo, no lo entiendo", se lamentaba la miembro del COI Marisol Casado.
Como ella, su compañero de la Ejecutiva del máximo organismo olímpico, Juan Antonio Samaranch, no salía de su asombro sobre el signo del voto de sus colegas. "No encuentro explicación. Debería haberlo captado porque estoy dentro, pero no lo he hecho", dijo el vástago del ex presidente de Honor del COI poco antes de ser consolado con un caluroso abrazo por el Príncipe don Felipe de Borbón.
UN 'SUELO' AÚN MÁS BAJO.
Al margen de la derrota y de la rabia contenida por el sentimiento de 'traición' de los electores del COI, directivos de M2020 y de las federaciones no salían de su asombro por haber tocado suelo. Las cábalas para lograr la victoria se situaban cerca de los 50 votos y Madrid había tenido un techo de 32 tanto en Singapur como en la final con Río en Copenhague, con lo que se afanaba en recaudar los apoyos en el segundo turno.
Esta vez llegó a tan solo 26, una cifra desde la que hubiera sido casi una utopía remontar en el caso de haber accedido a la final con Tokio. Alguna voz apuntaba al daño que habría hecho la información del diario 'El Mundo' sobre que 50 de los 98 miembros del COI habrían comprometido su voto a Madrid 2020. "Eso nos ha podido dejar fuera de la final. A algunos no les ha gustado ver su nombre dando el voto a Madrid", indicó otro alto directivo, dando incluso el nombre de Craig Reedie, presidente de la Comisión de Evaluación como uno de los 'afectados'.
Otros hablaban de que los votos fueron en bloque para apoyar a Asia y que Europa se beneficiará de la elección del miembro alemán Thomas Bach el próximo 10 de septiembre como sucesor de Jacques Rogge como presidente del COI. "Lo que está claro es que podemos intuir el voto de cerca de 40 miembros, pero del resto no tenemos ni idea", analizaba desilusionado uno de los encargados del 'lobby' madrileño.
Más directo era, incluso, uno de los asesores que había logrado que Buenos Aires ganara contra pronóstico los Juegos de la Juventud de 2018. "Esto se soluciona 'pactando' los votos. Unas veces es dinero y otra favores que se devuelven en el futuro", afirmó. "Madrid lo hizo muy bien en la presentación de julio en Lausana y Tokio 'se puso las pilas'", decía otro presidente de federación alentando a que Madrid no se presente nunca más.
En lo que sí coincidían todos los que se acercaron al cóctel en el NH City Tower, a escasos metros de la Plaza de Mayo donde Argentina homenajea a los caídos en las islas Malvinas, era en que Madrid debe reposar la derrota del 20 y dejar pasar un largo plazo antes de volver a intentar alcanzar un sueño que el COI y su 'club de negocios privado' le han negado ya tres veces consecutivas en los últimos 8 años.