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El Rayo sufrió la transformación de un Real Zaragoza crecido

La segunda victoria del 2013 ofreció la imagen de un equipo que su afición, que volvió a responder de manera incondicional y llenó por completo las gradas

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El Real Zaragoza confirmó que hace una semana los tres puntos que sumó ante el Mallorca habían sido algo más que eso y su transformación la padeció el Rayo Vallecano, un equipo que llegó a la capital aragonesa con aspiraciones europeas y se dejó buena parte de ellas para además salir goleado.

La segunda victoria del 2013 ofreció la imagen de un equipo que su afición, que volvió a responder de manera incondicional y llenó por completo las gradas.

Los vallecanos saltaron al césped zaragozano con algo más de mordiente que los locales, que no tardaron mucho en asentarse sobre el terreno de juego.

En los primeros minutos, ambos equipos realizaron un buen juego combinativo que no terminaban de concretar en acciones ante la portería rival, aunque eran los zaragocistas los que daban una mayor sensación de peligro ante un rival que no renunciaba a nada y buscaba, principalmente por las bandas, en todo momento la portería defendida por Roberto.

El conjunto de Manolo Jiménez se mostraba muy intenso en todas sus acciones sobre todo a la hora de presionar la salida del balón de los vallecanos, que no eran capaces de encontrar huecos entre las líneas blanquillas.

Tras varios remates sobre la portería defendida por Rubén, el lateral Abraham cogió a contrapié a los defensores madrileños y se metió en el área y su centro lo interceptó Figueras, en una acción que el colegiado Teixeira Vitienes interpretó que había sido con la mano y señaló penalti. Apoño, el especialista de los aragoneses en lanzamientos desde los once metros, no desperdició la oportunidad para adelantar a su equipo.

A la media hora de nuevo fue Apoño el que enganchó un potente disparo desde fuera del área que se fue alto por poco, pero los rayistas salieron a la contra y Piti se fue por la banda izquierda, con toda la defensa maña mal ubicada, pero su centro no encontró rematador.

El centrocampismo volvió a apoderarse del juego de ambos equipos hasta que Chori Domínguez con un fuerte chut desde veinte metros provocó la primera intervención de Roberto.

Los maños querían irse al vestuario con algo más de tranquilidad y buscaban el segundo tanto que pudo llegar en los últimos instantes con una volea de Rodri y poco después fue Apoño al que le llegó un balón mal despejado y desde cuarenta metros estuvo a punto de sorprender al guardameta vallecano.

Lo que no habían conseguido en la fase final del primer tiempo, los blanquillos lo consiguieron a los cinco minutos de la reanudación en un balón que cortó de cabeza Pintér hacia Víctor Rodríguez, cuyo centro remató a bocajarro Postiga y el rechace lo envió al fondo de las mallas Rodri.

El gol de la tranquilidad había llegado para los maños y ahora debían saber gestionar los casi cuarenta minutos que les quedaban por delante para sumar su segunda victoria consecutiva.

El choque entró en unos minutos de atonía hasta que los locales dieron un ligero paso atrás que los madrileños intentaron aprovechar para intentar acortar distancias e incrementar la presión sobre su rival.

Ese retroceso dio mayor empuje a los visitantes que tuvieron dos claras opciones para marcar primero en un balón de Chori Domínguez a Perea que sacó Roberto y poco después un despeje corto del cancerbero madrileño terminó sacándolo desde la línea de gol Apoño.

Ese peligro hizo reaccionar a los locales que empezaron a sacudirse el agobio y adelantó unos metros su línea de presión lo que le devolvió el control del juego.

Los frutos llegaron en los instantes finales en una contra conducida por Apoño que Postiga terminó estrellando en el poste, con Rubén ya batido. Un minuto después fue Romaric el que robó un balón y se lo dejó a Apoño que de un potente disparo marcó el tercer gol que les aseguraba su triunfo más cómodo de la temporada.

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