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Curioso Empedernido

Un brillo especial

Deberemos empeñarnos en que lo importante son las personas con un brillo especial, como mi amigo Juan Carlos Vargas Quirós

  • Juan Carlos Vargas. -

Los escritores intentamos desde nuestro papel dar un brillo especial a las palabras, lo que las hace atractivas, desde distintos ángulos y puntos de vista fonológico, morfológico, funcional o semántico., combinando equilibrada y adecuadamente adjetivos, sustantivos y verbos.

Hay vocablos sosos y aburridos, y mágicos y divertidos, expresiones que nos sorprenden y tienen su musicalidad o aquellas otras que rompen el silencio dándonos  un golpe en la boca del estómago y horrorizados  resultan escalofriantes.

Son términos que nos provocan y nos obligan a pensar, a hacernos algunas reflexiones entre nuestras fuerzas y debilidades, a afirmar en términos absolutos o a relativizar lo importante. Las palabras las convertimos en vehículos de unión o instrumentos de separación y ruptura.

Nos sirven para celebrar nuestras verdades o lamentarnos ante las mentiras, para rescatar nuestros recuerdos o plantear nuestros proyectos de futuro. Entre todos los colores nuestras palabras se tiñen de un solo color o de todo el arco iris.

Me gustaría poder ayudaros con mis palabras, lejos de infundiros miedos, dialogar y descubrir caminos juntos paseos de entendimiento y esperanza, en vez de amenazar y colocar murallas de incomunicación. Quiero que sean puentes de entendimiento y paraísos de belleza.

Con las palabras jugamos y combinamos sustantivos calientes con adjetivos fríos o bien términos concretos y cálidos con otros abstractos e impersonales. A veces nos sentimos tacaños y decimos y utilizamos las menos posibles y otras generosos llenando páginas y páginas de aquellas que nos resultan conocidas y familiares y de otras que creíamos que no existían.

Resulta muy fácil que cuando contamos algo que nos sucede o les ocurre a otros, recurramos a tópicos, refranes y frases hechas, que en la mayoría de las ocasiones no tienen ningún brillo, ni añaden ningún significado, que es lo mismo que no decir nada.    

Otras veces nos movemos con las palabras desde la claridad y la sencillez para que nos entienda todo el mundo y otras nos perdemos hacia la pedantería o la hipérbole cayendo en la ridiculez., incluso hay quienes se pierden entre sinónimos para no contarnos nada.

Con las palabras contamos historias y nos inventamos espacios y tiempos, que pueden ser normales y corrientes o singulares y específicos, circulares o repetitivos que nos parece no movernos del sitio ni cuando ocurre el relato, o inmóvil y como si fuera de piedra o plástico, realista o imaginario.

Expresamos con más o menos acierto nuestros deseos, inquietudes miedos o pesadillas. Llenamos las calles de gentes como si asistiéramos a una Feria o participando en un Carnaval, nos asomamos desde nuestros balcones y ventanas a una ciudad desierta como si estuviéramos padeciendo una epidemia y nos hubieran mandado estar confinados.

Describimos lo que nos dicen los sentidos o aquello que imaginamos o soñamos y que intentamos interpretar entre nuestras contradicciones y paradojas, y tenemos la oportunidad de descubrir lo mejor y lo peor de los seres humanos y se nos hace presente lo que decía Bertrand Russell “El problema del mundo es que los estúpidos están seguros de todo y los inteligentes están llenos de dudas”                  
También deberemos empeñarnos en que lo importante son las personas con un brillo especial, como mi amigo Juan Carlos Vargas Quirós, Síndrome de Down, si no difícilmente podremos conseguir los grandes objetivos.

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