La Virgen de Araceli bajó por sorpresa hasta Lucena. Lo hizo el día de la Resurrección de Jesús. Por segundo año consecutivo y a causa de la pandemia, la Virgen de Araceli ha bajado a su pueblo de forma discreta, aunque en esta lo hizo acompañada por su camarera y el hermano mayor, así como los miembros de mayordomía de la Real Archicofradía.
En la parroquia la esperaban el vicario episcopal de la Campiña, y el vicario parroquial de San Mateo junto a los componentes de la Junta de Gobierno de la Archicofradía Aracelitana. Una vez allí, se situó a la Patrona de Lucena y del Campo Andaluz en el Altar para recibir a sus hijos al abrir las puertas de la Iglesia Mayor lucentina, que a las 9,30 horas celebraba una misa en su honor.
La Virgen de Araceli preside ya el retablo mayor de la parroquia de San Mateo para recibir a sus hijos, en su ciudad para celebrar sus Fiestas junto a su pueblo.
El traslado se desarrolló bajo el recogimiento de las velas y el leve murmullo de los rezos a María Santísima de Araceli que llegaba a la Puerta de la Mina en la madrugada. Pasaba por su casa en la calle Maquedano hacía la plaza del Coso y calle Barahona de Soto hasta la iglesia mayor de San Mateo, donde permanecerá por un tiempo aún indeterminado.