María del Mar López es de esas mujeres que llevan la palabra bondad grabada en cada sonrisa y en cada mirada. “No, no me esperaba este reconocimiento. De hecho nosotros desde Cáritas habíamos votado a otro compañero”, de ahí que “ha sido una sorpresa cuando me dijeron que el Consejo de Solidaridad de Conil me había elegido”.
“Creo”, señala con humildad, “que hay muchas personas que realizan una gran labor, pero si me han escogido pues es un gran honor representar a esta entidad”.
María del Mar llegó a El Colorado “por amor” hace 32 años. Es natural de Ferrol, en Galicia, donde conoció a Juan, su marido, natural de Conil que estaba destinado en un portaviones. Tras cuatro años de noviazgo se trasladaron a El Colorado donde nació el primero de sus dos hijos (el segundo nació durante la estancia tras un destino en Cartagena).
“Siempre he sido de iglesia” y cuando su hijo mayor fue a confirmarse “Antonio Casado, párroco por aquel entonces, me animó a ser catequista, y de ahí, hace 17 años, entré en Cáritas cuando la presidenta era Manoli Piña”.
Para ella “El Colorado es mi segunda tierra. Me siento muy bien acogida desde el primer día. Ya tengo hecha toda mi vida aquí. Si mañana regresase a Galicia tendría que empezar de nuevo aunque conservo allí a la familia y a muchos amigos”.
Es una mujer “muy activa. Enseguida me involucré en las AMPAS y en todos los follones, y claro, eso ha hecho que conozca a mucha gente y me sienta muy acogida”. Su espíritu solidario es prácticamente de nacimiento. “Desde chica siempre he sido así. Mi vocación más temprana era ser enfermera. Siempre me ha gustado ayudar a los demás, incluso cuando era una niña”, por eso “cuando me dieron la oportunidad de entrar en Cáritas no lo dudé y aquí sigo”.
Desde que entrase en la organización, María del Mar ha vivido momentos muy duros como la crisis económica y la pandemia. “La crisis fue brutal. Teníamos en la acogida a más de cien familias del diseminado”.
En la sala de acogida se atiende a las familias y se realiza el reparto de los lotes de alimentos para un mes. Lecha, azúcar, garbanzos, harina… además de ayudar en la gestión de ayudas y el pago de recibos como la luz. Y en estos días, por ejemplo, también reparten ticket para que todos los niños puedan disfrutar de las atracciones de la Feria.
La pandemia la ha pasado como directora y también ha vivido momentos muy duros. “Mi hijo estaba de Erasmus en Italia y regresó por los pelos”, recuerda. Durante esa crisis sanitaria el número de familias atendidas incrementó porque “se agregaron muchas que tenían tiendas, comercios o establecimientos hosteleros que, al tener que cerrar, no podían ganarse el pan”.
Recuerda que todos los días acudía a la sede con sus dos hijos y su marido para elaborar las listas, actualizarlas, realizar los lotes, etc. Cáritas formaba parte de la Mesa de Emergencia que se creó junto a Cruz Roja, los Servicios Sociales Municipales y Protección Civil.
Precisamente María del Mar quiere destacar la labor desarrollada por Protección Civil que se encargaba de llevar los alimentos a las casas de las familias más vulnerables.
Ahora, con la pandemia casi superada, y con la cercanía del verano, la cifra de personas atendidas baja. “Hay algo más de 30, entre ellas dos familias ucranianas acogidas en el campo”. Y es que además de realizar envíos de alimentos, ropa, calzado, medicamentos a Ucrania, Cáritas El Colorado también ayuda a los refugiados de la guerra que han llegado a la zona.
María del Mar tiene claro que sin Cáritas el mundo sería un lugar peor porque “son muchas las familias a las que se les ayuda, no solo aquí, sino en toda España, algo que hemos podido ver aún más durante la pandemia”. Pero es que no solo es el reparto de alimentos, es la elaboración de cursos de formación para camareros, camareros de piso, ayuda a domicilio, o la creación del punto de empleo de Cáritas Diocesana con su propia bolsa de empleo.
Lo bueno es que “estamos en una zona donde la gente es muy solidaria como se demuestra todos los años en Navidad con el maratón radiofónico de Cáritas”.
Y respecto a las familias que estén necesitadas de ayuda, María del Carmen les anima a acudir a Cáritas porque “siempre que vengan de buena fe, no les tiene que avergonzar porque todo el mundo puede pasar por un mal momento. Además todo se queda aquí porque tenemos un compromiso de confidencialidad”.
Aprovechando su presencia, le preguntamos a Francisco Herrera Lozano, Paco, párroco de Nuestra Señora de Fátima, por este reconocimiento. “Me parece estupendo y muy merecido. Es cierto que detrás de cada persona hay también un gran equipo, pero su labor durante la pandemia, con sus hijos y el secretario de Cáritas, Juan (su marido), desde el primer momento se pusieron a disposición y aquí estuvieron trabajando y sin miedo”. Paco también quiso destacar la labor de los voluntarios de Protección Civil en esos duros momentos e insiste “María del Mar lo ha hecho muy bien, al igual que la gente que hay detrás”.