Desde que partiera el pasado 5 de agosto, este constructor de 49 años, casado y con una hija de 17 años, no ha cejado en el empeño hasta el punto de pasar noches a la intemperie, sufrir largas horas al sol y, con la única ayuda de un bastón, recorrer los más de 660 kilómetros que separan Chiclana de la capital de España. “Lo he pasado muy mal durante parte del recorrido, pero no podía quedarme de brazos cruzados en mi casa”, comenta Romero, quien padece diabetes, mientras recorría los últimos kilómetros de “un camino cargado de esperanza”.
Hay que destacar que la situación financiera de este autónomo chiclanero del sector de la construcción era estable hasta sólo hace un año, ya que contaba con casi medio centenar de trabajadores y facturaba una media de tres millones de euros al año. Sin embargo, la caída de ventas en el sector inmobiliario y las dificultades a la hora de cobrar por los trabajos realizados comenzaron a hacer mella en el negocio. Los problemas económicos han llegado hasta tal punto que tiene un pago pendiente con Hacienda y la Seguridad Social de 73.000 euros. Pero lo más curioso es que a su empresa le debían hasta hace sólo diez días un total de 88.000 euros, 53.000 de una obra de una comunidad de vecinos de Chiclana y 35.000 de una reforma para el Instituto de Viviendas de las Fuerzas Armadas; que finalmente ya ha sido abonada.
“El principal problema no es el tema de la deuda, sino que se han cerrado todas las puertas a los autónomos. Y es que una empresa puede cerrar por quiebra y prácticamente no pasa nada, pero los autónomos no podemos faltar al pago de los impuestos, ya que las deudas pasan a nuestros hijos”, lamenta Romero que hoy se reunirá, a partir de las 12.30 horas, con el presidente de la organización de autónomos, Lorenzo Amor, así como con diputados del Partido Popular y Convergencia i Unió. “Aún no he recibido ninguna llamada de las administraciones, que siguen sin preocuparse por la situación de los autónomos, que nos sentimos desamparados por la Ley”, aclara.
Esperanzas
A pesar del largo camino por las infinitas carreteras de la mitad sur de España, Manuel Romero llega con la esperanza de encontrar una solución al problema de los autónomos. “Comencé el camino con el objetivo de lograr mejorar la situación de un colectivo que supone el 70 por ciento de los trabajadores y llego a Madrid con la esperanza de poder ser atendido por las autoridades y, sobre todo, iniciar un diálogo para que los autónomos podamos tener los mismos derechos que el resto de los trabajadores”, manifiesta.
Mientras Manuel Romero continúa su particular batalla, su empresa, Construcciones Manuel Romero, “no puede cerrarse aunque no haya faena. La empresa soy yo y ahora mismo me encuentro en Madrid, por lo que seguiré luchando para salir adelante”, comenta este autónomo, cuya única compañía durante este tiempo ha sido un teléfono móvil de tarjeta con el que se ha comunicado con sus familiares.
